Vitoria ? Nada menos que 1.337 días. Tres años y prácticamente ocho meses. 179 encuentros oficiales disputados entre Liga ACBy Euroliga. Ese es el larguísimo e inesperado periodo de tiempo que ha tenido que esperar Tornike Shengelia para este viernes, por fin, poder debutar en la Copa del Rey de baloncesto. Por increíble que pueda parecer a priori, lo cierto es que el capitán azulgrana, pese a vivir ya su cuarta temporada en el Buesa Arena, no sabe lo que es jugar el torneo del K.O. Una de las competiciones más intensas y atractivas del panorama baloncestístico europeo pero que, hasta ahora, parece haber desarrollado una especie de maldición con el jugador georgiano.

Cuando el lejano 20 de junio de 2014 la entidad de Zurbano anunció la contratación del ala-pívot proveniente de la NBA para los próximos tres ejercicios, ni el más acérrimo de los enemigos se habría atrevido a imaginar un escenario de pesadilla como el que ha envuelto a Toko durante el mes de febrero de los últimos años. Pero la dura realidad es que, edición tras edición, siempre ha aparecido un obstáculo que le ha impedido participar en el torneo que más éxitos ha deparado al Baskonia a lo largo de su historia.

La primera decepción llegó a los pocos meses de enfundarse la camiseta azulgrana. Y se produjo, además, por partida doble. Porque después de casi dos décadas de presencia ininterrumpida, el combinado vitoriano no consiguió clasificarse para la Copa del Rey de 2015. Precisamente la que se disputó en el mismo escenario, el Gran Canaria Arena, en el que se celebra la actual edición de 2018. Entonces, el pésimo arranque de temporada vivido con el italiano Marco Crespi en el banquillo pasó una dolorosa factura y el equipo se quedó fuera de los ocho primeros a la conclusión de la primera vuelta y, como inevitable consecuencia, tuvo que seguir la competición por la televisión.

Un año después, en 2016, nada parecía interponerse en el camino de un conjunto muy recuperado de la mano de Velimir Perasovic. Sin embargo, la fatalidad se cruzó en el camino de Shengelia. Una acción fortuita en el último segundo del duelo de Liga ante el UCAMMurcia, le llevó a la enfermería. Cuando intentaba un tiro desesperado ?que acabó en canasta pero fuera de tiempo? para evitar la derrota tras capturar el rebote de un tiro libre fallado a propósito por Tillie, el intento de defensa de Facundo Campazzo acabó con el baskonista cayendo en mala posición y lastimándose la rodilla izquierda. Era el 1 de febrero y aunque inicialmente se anunció un tratamiento conservador para apurar sus opciones de estar en A Coruña, finalmente debió pasar por el quirófano y estuvo cerca de tres meses en el dique seco.

A la tercera tampoco fue la vencida y ni siquiera el hecho de que la edición de 2017 se disputase en el Buesa Arena permitió a Toko disfrutar de la fiesta. De nuevo un problema físico le impidió estar junto a sus compañeros sobre el parqué. En esta oportunidad el contratiempo apareció en la rodilla de su pierna derecha. Lo que en primera instancia se catalogó como un golpe en la tibia que le obligó a perderse los duelos ante Olympiacos y Murcia terminó transformándose al practicarle nuevas exploraciones en una fisura en la cabeza del peroné. Eran finales del mes de enero y el diagnóstico otra vez demoledor. Cuatro semanas de baja que no pudieron acortarse y que por tercera ocasión consecutiva impidieron al georgiano estrenarse en la Copa del Rey.

Un torneo en el que, eso sí, puede decir que ha tenido al menos una presencia testimonial aunque sin llegar a jugar ni un segundo. Fue hace casi una década y entonces era una joven promesa que militaba en las categorías inferiores del Valencia Basket a la que le llegó la oportunidad de estar junto al primer equipo en la edición de 2009. Aquel torneo se disputó en el antiguo Pabellón de los Deportes de Madrid y el azar quiso que uno de los cruces de cuartos de final emparejara al entonces Pamesa con el TAU. El duelo se resolvió con claro triunfo alavés (82-66) sustentado en las grandes actuaciones de Tiago Splitter y Sergi Vidal y, curiosamente, esa Copa se convirtió en la última en recalar en las vitrinas del Buesa Arena tras la victoria baskonista en la final ante el Unicaja (98-100). Todo ello, sin embargo, el entonces imberbe Shengelia lo vio desde la distancia ya que el técnico taronja, Neven Spahija, no le dio la oportunidad de debutar en el duelo de cuartos de final en el que su equipo resultó eliminado.

En aquella lejana toma de contacto el georgiano, claro está, se encontraba en una situación bien diferente a la que vivirá ahora en su esperado regreso a la competición del K.O. Si entonces era apenas un juvenil llamando con su enorme calidad todavía sin pulir a las puertas de la élite, nueve años después se ha convertido en uno de los jugadores más cotizados del Viejo Continente, referencia indiscutible de este Baskonia y capitán de un grupo ambicioso que persigue reencotrarse con un título que hace demasiado que no recala en el pabellón de Zurbano.

Con estos galones ganados a pulso en la que sin ninguna duda es su mejor campaña desde que aterrizó en Vitoria (también en la que más le han respetado las lesiones), Toko volverá a ejercer el papel de líder dentro y fuera de la pista que viene desarrollando en los últimos meses. Probablemente, no podrá evitar que los nervios propios del debutante, aunque sea tardío, le hormigueen en el estómago pero con solo repasar su trayectoria este curso encontrará argumentos más que suficientes para tranquilizarse. Líder en valoración y tercero en anotación en la competición doméstica y quinto en valoración y tercero en rebotes en la Euroliga, Shengelia es un valor seguro para el Baskonia en este torneo. Las ganas añadidas por recuperar el tiempo perdido, además, le hacen aún más peligroso. Porque Toko llega a esta Copa con mucha sed. l