Los Angeles Lakers cayeron derrotados por un ajustado 92-95 ante los Portland Trail Blazers en la madrugada del pasado domingo. Kentavious Caldwell-Pope aportó once puntos y nueve rebotes al conjunto angelino aunque si el duelo se hubiese disputado en Oregon en lugar de en el Staples Center habría tenido que seguirlo por televisión desde el Centro de Detención de Seal Beach, en el condado de Orange. Y es que el escolta atraviesa por una situación curiosa tanto en lo legal como en lo deportivo, ya que actualmente cumple una sentencia de reclusión de 25 días, pero puede abandonar su celda para, en función del programa de liberación de trabajo, entrenar y jugar partidos con su franquicia. Eso sí, siempre y cuando no tenga que abandonar California.

La condena a Caldwell-Pope deriva de una detención acontecida el pasado marzo en Detroit -por aquel entonces jugaba en los Pistons- por conducir bajo los efectos del alcohol. El jugador quedó en libertad condicional durante doce meses, pero violó recientemente esta condición al no presentarse a una de las pruebas obligatorias de alcohol y drogas a las que debía someterse, por lo que fue sentenciado a 25 días de prisión, pena que está cumpliendo en Seal Beach, un centro especial en el que los reclusos pagan 120 dólares por noche. Además, se les permite comprar beneficios adicionales como televisión por cable u otros aparatos multimedia, aunque no están separados de otros prisioneros y deben cumplir a rajatabla con el reglamento estatal de prisiones. Caldwell-Pope no tiene problemas en este sentido, no en vano el pasado verano firmó un contrato con los Lakers por una temporada a cambio de 18 millones de dólares.

Cada vez que sale del centro de detención, Caldwell-Pope debe llevar consigo un localizador GPS y tiene terminantemente prohibido salir de California. Es por ello por lo que el jugador no podrá desplazarse con sus compañeros para disputar los encuentros que servirán para cerrar el presente año, ante Houston Rockets, e inaugurar el siguiente, contra Minnesota Timberwolves. Por contra, sí que pudo jugar la pasada semana en la cancha de los Golden State Warriors, en Oakland. “Es una situación complicada, pero al menos he podido jugar con mis compañeros y eso me hace sentir bien”, aseguró aquel día el escolta de los Lakers, que está siendo, pese a lo peculiar de su situación, uno de los puntales de la franquicia a lo largo del presente curso con promedios de 13,9 puntos -tercero por detrás del rookie Kyle Kuzma y Brandon Ingram-, 5,2 rebotes y 2,3 asistencias.