Vitoria - Costó más de lo esperado dada la precariedad de este famélico Unicaja, pero el Baskonia quemó ayer con un triunfo imprescindible una nueva etapa de la maratoniana fase regular de la Euroliga. Apoyado en una descollante puesta en escena y también un contundente epílogo donde frenó cualquier atisbo de desplome, el conjunto vitoriano sobrevivió a la milimétrica precisión exterior del polaco Adam Waczynki (7 triples). Como consecuencia de ello, ya merodea la zona de Top 8 tras hacerse fuerte en casa en una jornada crucial para no perder comba y conservar intactas sus ambiciosas aspiraciones continentales.

En un intenso duelo de francotiradores, terminó pegando más fuerte un anfitrión sostenido en el tramo de la verdad por el colmillo afilado de Timma y el trabajo multidisciplinar de Voigtmann, quien ahuyentó los fantasmas que le persiguen durante esta temporada sacándose varios conejos de la chistera que denotan su enorme potencial baloncestístico. El gigante alemán, en el ojo del huracán casi siempre por su desesperante falta de contundencia bajo los tableros, hizo esta vez de todo: intimidó atrás, recuperó balones, corrió el contragolpe, dobló el balón con su eficacia habitual, anotó en tramos providenciales... Lo agradeció el Baskonia para reducir el ímpetu de un Unicaja que justificó en la cancha de Zurbano sus apreturas actuales y renació en ciertos momentos más por la discontinuidad alavesa que sus propias virtudes.

Fue una velada de contrastes en la que los azulgranas sortearon un momento crítico en el tercer cuarto. Pedro Martínez, cuyos soberbios números invitan a confiar en todas sus decisiones, evidenció que no le tiembla el pulso. Pese a verse abajo en el marcador (45-49), el técnico catalán retiró de la cancha a pesos pesados como Shengelia y Huertas en busca de una vuelta de tuerca a la intensidad defensiva. Tanto Granger como Jones hicieron realidad con creces este objetivo y el cuadro vitoriano vio por fin la luz para cosechar su quinta victoria en el frente europeo.

Desbrozado el camino por la vía de la laboriosidad y el sacrificio atrás, la mayor calidad alavesa decantó la balanza en los minutos finales. Tan solo Waczynski aplazó la agonía malagueña, cuyos misiles desde el 6,75 encontraron el contrapunto perfecto en las filas locales gracias a la buena producción de varios jugadores. Timma exhibió espíritu de killer, Janning le secundó con aciertos vitales, Voigtmann acreditó que tiene más sangre de la que aparenta y, tras un día para olvidar, Shengelia también dio con la tecla para maquillar sus números en el desenlace.

Entereza, personalidad y nuevamente acierto en los momentos comprometidos para seguir en la cresta de la ola y mantener intactas las opciones en una Euroliga donde todavía queda un mundo, pero no conviene perder la estela de la cabeza.La velada languidecía hacia un cara o cruz hasta que el Baskonia encontró una rendija para desnudar la fragilidad anímica visitante. Tras seis puntos consecutivos de Brooks que nivelaron la contienda (64-64), la tropa azulgrana encontró soluciones de peso para evitar males mayores.

sin continuidad Al Baskonia le bastó un mínimo de aplicación defensiva y una cascada de triples, precedidos de una óptima circulación de balón, para romper un partido presidido por los contrastes. La crisis de un Unicaja bajo mínimos se dejó sentir a las primeras de cambio en el Buesa Arena, testigo de un monólogo azulgrana en los albores antes de un inexplicable desmoronamiento de sus discípulos. Y es que, tras los fastos derivados de la clase de Beaubois o la chispa de Timma que precipitaron un rotundo 27-12, pronto se contagiaron los vitorianos de la mediocridad de un visitante de lo más insípido.

La marcha al banquillo de Huertas abrió un socavón en la dirección, donde Vildoza y Granger naufragaron a la hora de brindar dinamismo y fluidez al juego. El argentino confirmó que estas refriegas le vienen grandes y al uruguayo, revulsivo para detener la caída tras el intermedio, volvió a sobrarle algún tiro. Fue el propio Baskonia con los dientes de sierra en su rendimiento y la pérdida de rigor quien metió en la pelea al Unicaja, renacido gracias a las absurdas pérdidas locales, sus rebotes ofensivos y los triples de esa pesadilla ayer llamada Waczynski. Nedovic, la estrella andaluza lastrado por los problemas físicos, pasó en cambio de puntillas. Entre dos equipos inmersos en trayectorias opuestas, a la postre terminó reinando el que está al alza. El Baskonia sigue creciendo, pero los puestos de Top 8 se le resisten tras once jornadas disputadas. A este ritmo, todo llegará.

Dientes de sierra. El Baskonia cuajó un inicio espectacular y también acreditó sangre fría en el epílogo, pero entre medias se vio desbordado por un Unicaja inmeso en graves problemas esta temporada.

Duelo de pistoleros. El partido derivó por momentos en un festín triplista por parte de ambos conjuntos. Salió ganador el anfitrión pese a la precisión milimétrica acreditada por el polaco Waczynski, cuyo duelo con Timma fue de los que crean afición.

Letal Voigtmann. Puntos, robos, visión de juego, intimidación... El alemán hizo de todo en el tramo final para reducir al Unicaja.

Tiene un potencial baloncestístico indudable que no siempre logra plasmar y ayer lo acreditó en un tramo de la verdad donde se multiplicó para guiar al Baskonia hacia el triunfo.