vitoria - El inicio de la temporada convirtió al Baskonia en una sombra espectral de sí mismo transformándose en un grupo desnortado que se mostraba incapaz de encontrar la senda de regreso a la teórica normalidad. Ello provocó la dimisión de Pablo Prigioni y la llegada al banquillo de Pedro Martínez para sustituir al argentino. El técnico catalán tenía por delante una árdua tarea pero a base de trabajo y grandes dosis de sentido común fue consiguiendo que el plantel de Zurbano recuperara su esencia. Para ello, además de las evidentes cuestiones técnicas y tácticas, el entrenador azulgrana ha necesitado llevar a cabo también una importante terapia psicológica para cambiar el estado de ánimo y la mentalidad de un grupo agonizante a su llegada. Una tarea para la que no ha dudado en ejercer el papel de líder marcando con precisión quirúrgica las pautas a seguir por sus discípulos. Un camino sencillo y recto que, eso sí, no admite desvíos imprevistos.
Y es en este último aspecto precisamente en el que Pedro Martínez ha hecho gala de una mano firme aunque envuelta en un guante de seda. Porque lo cierto es que el máximo responsable del banquillo local del Buesa Arena no ha dudado lo más mínimo en recordar públicamente -con palabras y con hechos- a sus jugadores que debían seguir escrupulosamente la fórmula marcada para poder alcanzar el ansiado objetivo de la recuperación. Incluso los pesos pesados del equipo -probablemente quizás por disfrutar precisamente de esa condición y servir de ejemplo perfecto para el resto- han sido más de una vez destinatarios de los recados del catalán.
No resulta necesario remontarse mucho en el tiempo para encontrar el último ejemplo. De esta manera, durante el encuentro del pasado jueves frente al Fenerbahce en el que el conjunto turco se llevó con notable autoridad la victoria del Buesa Arena se produjeron varias situaciones que, como mínimo, pueden catalogarse de atípicas.
La más evidente fue sin duda que Tornike Shengelia se pasase todo el último cuarto sentado en el banquillo, cuando el Baskonia necesitaba de sus mejores argumentos para buscar una remontada que a la postre resultó imposible. El georgiano está siendo sin duda la principal referencia del equipo en la pista este curso y es uno de los líderes indiscutibles del vestuario pero en esos diez minutos finales no saltó al parqué. Cuestionado por esta circunstancia a la conclusión del duelo, Pedro Martínez eludió hablar de castigo pero sí dejó claro que la totalmente innecesaria falta antideportiva cometida por el ala-pívot y su deficiente defensa habían tenido un gran peso en su decisión. Mensaje claro y directo a más no poder. A renglón seguido, eso sí, ofreció una dosis de comprensión argumentando que no está “para castigar a nadie sino para tratar de enseñar”.
Y si hay algo que el catalán se empeña en inculcar a sus pupilos es que “el colectivo siempre está por encima de cualquier individualidad”. Un mensaje que volvió a aparecer tras el tropiezo ante el Fenerbahce y del que el principal destinatario fue otro de los hombres importantes del equipo, Jayson Granger. El uruguayo ya ha sido reprendido en alguna ocasión más por este hecho pero siempre con la suavidad que acompaña a las críticas de Pedro Martínez. “Es de alabar que haya jugadores que intenten asumir responsabilidades para ayudar al equipo pero lo que tienen que entender es que haciendo la guerra por su cuenta no lo van a conseguir. Debemos construir entre todos un grupo fuerte”, recuerda siempre que tiene ocasión. Hasta ahora, los mensajes han calado consiguiendo su efecto en el equipo y la derrota del jueves debe ser solo un recordatario para no olvidarlos.