vitoria - Cuando una persona se ve obligada a vagar por el desierto durante días sin disponer apenas de agua con la que mitigar los terribles efectos del asfixiante calor propio de esas zonas, resulta muy comprensible que cuando por fin encuentra un oasis en el que protegerse se afane en disfrutar al máximo de esas ya casi olvidadas comodidades, dejando a un lado todo lo demás. Una situación que se asemeja bastante a la que debe hacer frente el Baskonia esta noche en Belgrado. Porque, hasta hace no demasiado, el conjunto vitoriano ha padecido todo tipo de penalidades en su particular desierto deportivo. Sin embargo, la pasada semana se dio un auténtico festín gozando al máximo con las cuatro victorias cosechadas en apenas ocho días. Un botín que se antojaba inalcanzable y que tiene el peligro de provocar una relajación que los de Pedro Martínez no se pueden permitir bajo ningún concepto.
Porque pese a que la lógica invitaría a admitir un descenso en la tensión y el rendimiento tras la gran recuperación del juego azulgrana, la realidad es que eso debe ser únicamente el primer paso de un largo proceso. Los muchos tropiezos precedentes hacen que el equipo continúe sin el más mínimo margen de error y, por ello, haría muy mal en recaer en los vicios que le condujeron hasta ese pozo del que justo empieza a escapar. Así pues, debe comparecer en el siempre complicado Kombak Arena con el cien por cien de su capacidad activada si no desea ser presa fácil para otro susto nada deseable.
Además, el desplazamiento a Belgrado se presenta como una buena oportunidad para que el combinado de Zurbano comtinúe alargando el estado de gracia en el que parece encontrarse y amplíe su número de triunfos continentales. La crisis económica que afecta al equipo serbio le ha obligado a renunciar este curso a algunos de sus mejores jugadores y el descenso de potencial de su plantilla se está traduciendo en un lógico empeoramiento de los resultados. Aunque su arranque de la Euroliga no fue malo, se presenta a la cita con el Baskonia tras haber perdido sus cuatro últimos duelos continentales, lo que le ha relegado a la última posición de la tabla clasificatoria.
Parece evidente, por lo tanto, que en la pista que albergará la próxima edición de la Final Four se encontrarán dos conjuntos sumidos en tendencias claramente inversas. Mientras que el Baskonia va al alza, el Estrella Roja se mueve de más a menos. Ahora bien, el más mínimo exceso de confianza por parte del cuadro vitoriano puede conducirlo directamente a un nuevo desengaño. Así pues, debe conservar la tensión que le ha llevado a sus últimos éxitos y apoyarse en sus recuperados argumentos para hacer frente al ambiente hostil que siempre genera la afición serbia y a las importantes bajas (Garino, Diop y McRae) con las que afronta el encuentro.