Si la ACB decidiese celebrar en estos momentos el habitual concurso de triples que en los últimos años acompaña a la celebración de la Supercopa, muy probablemente el vencedor defendería la camiseta del Baskonia. Argumentos y candidatos desde luego le sobran a la escuadra de Zurbano, que parece haber ajustado definitivamente su punto de mira desde la larga distancia para convertirse en un enemigo demoledor que no necesita recurrir al cuerpo a cuerpo. Le basta con recurrir a sus certeros bombardeos desde más allá de la línea de 6.75 para acabar con la resistencia de sus oponentes.
El último ejemplo de esta incuestionable realidad se produjo ayer en Burgos, donde el plantel vitoriano volvió a ofrecer otra nueva exhibición desde el arco. Nada menos que quince triples convirtieron los pupilos de Pedro Martínez durante los cuarenta minutos de la contieda. Aunque la sensación generalizada es podrían haber sido unos cuantos más si el conjunto azulgrana hubiese necesitado un mayor esfuerzo en la segunda parte para adjudicarse la victoria.
Porque la realidad es que cuando la suerte del encuentro estuvo en cuestión la precisión del Baskonia poco tuvo que envidiar a la de los mejores cirujanos. De esta manera durante los dos primeros cuartos en los que el San Pablo trató de plantar cara -lo consiguió en el inicial para desmoronarse definitivamente antes del intermedio- las andanadas alavesas fueron mortales de necesidad. Con un nivel de acierto inimaginable hace apenas unas semanas, los gasteiztarras alcanzaron el descanso con un espectacular 8/11 en lanzamientos triples.
Un dato que podría considerarse una anécdota si no fuera porque entronca directamente con los 16 anotados en Moscú, los 12 que recibió el Real Madrid, o los 17 que le endosaron al Zalgiris. De sus comparecencias recientes, solo en el duelo ante el Joventut bajó un poco el rendimiento azulgrana (7).