Vitoria - Después de los muchos sinsabores sufridos desde que arrancó la temporada, el espectacular triunfo conquistado el martes sobre el Real Madrid supuso una auténtica liberación para los presentes en el Buesa Arena. Tanto los profesionales como los aficionados azulgranas disfrutaron de una velada absolutamente redonda en la que todo salió cara para hasta terminar convirtiendo la siempre complicada visita de la escuadra merengue en un festival. Como el implacable ritmo de la competición no ofrece apenas margen para poder disfrutar de lo conseguido, el Baskonia tratará por lo menos de que esta espectacular ola en la que se encuentra subido le lleve con idéntica fuerza hasta Kaunas.
Porque es precisamente en la ciudad lituana donde esta tarde afronta un nuevo examen en el que debe demostrar que su actuación de hace apenas cuarenta y ocho horas no es flor de un día. Tras su pésimo arranque en la competición continental -encajando cuatro derrotas consecutivas en sus comparecencias iniciales-, el conjunto de Zurbano no tiene margen para nuevos despistes y necesita protagonizar una recuperación exprés para reinstalarse lo antes posible en la normalidad.
Bien hará en cualquier caso el plantel de Pedro Martínez en prepararse para un escenario diametralmente diferente al del martes en el Buesa. Una jornada de tanto acierto como el exhibido ante el Real Madrid aparece muy de cuando en cuando y lo lógico es que no se repita esta tarde. Eso no quiere decir ni mucho menos que el Baskonia no tenga que aspirar a pasar con nota su prueba ante el Zalgiris sino que, como ya advirtió el técnico azulgrana, debe estar preparado para hacerlo incluso con el viento en contra.
Una situación con la que ya ha empezado a encontrarse antes incluso del arranque de las hostilidades. Porque pese a que el martes el equipo vitoriano se regaló una fiesta completa, desgraciadamente el jolgorio le ha costado una dolorosa resaca en forma de lesión importante. En concreto la de Ilimane Diop, que tuvo que abandonar la pista con molestias en un dedo de su mano izquierda y al que las pruebas practicadas ayer confirmaron que sufre una fractura de la falange proximal que le mantendrá en el dique seco entre seis y ocho semanas. Como consecuencia de ello ya no se desplazó ayer junto al resto de sus compañeros a Kaunas y se une a Garino en la enfermería baskonista.
Así pues, la escuadra de Zurbano afronta la visita al Zalgiris con dos bajas sensibles que dejan especialmente desguarnecido el juego interior, en el que el joven Malmanis sigue teniendo que desempeñar un papel importante para el que en principio no estaba destinado.
Con todo ello, el Baskonia dispone de argumentos suficientes para poder asaltar el feudo de un Zalgiris que llega a la cita tras sumar una apurada victoria en Málaga. El plantel lituano debió emplearse a fondo para lograrla, ya que necesitó de una prórroga que a punto estuvo de convertirse en dos. Ese esfuerzo extra es sin duda un arma que los de Pedro Martínez deben tratar de hacer valer a su favor.
Además, claro está, de mantener la progresión en su juego que han experimentando durante las últimas semanas y que les está permitiendo comenzar a reconducir su delicada situación tanto en la ACB como en la Euroliga. Porque, de la mano de Jasikevicius, el Zalgiris está demostrando de nuevo este año que es un conjunto capaz de dar un disgusto a cualquiera y suma ya a estas alturas cuatro victorias en su casillero.