72

73

Progreso continuo. Poco a poco el preparador barcelonés está consiguiendo que el Baskonia vaya recuperando su identidad y se reencuentre con un juego y sensaciones que parecían extraviadas definitivamente. Construyendo la casa por los cimientos, desde su llegada al banquillo Pedro Martínez ha ido reconduciendo el rumbo del equipo con el añadido de lograrlo sumando victorias.

El rebote, decisivo. Durante la primera mitad del encuentro el Baskonia perdió por completo el control del rebote, lo que permitió a su rival segundas opciones que le concedieron constantes ventajas. Tras el descanso el cuadro vitoriano salió mucho más intenso y consiguió equilibrar esta estadística capturando numerosos rechaces en el aro malagueño y candando el propio.

Mejora colectiva. Más allá de la importancia de la victoria, el encuentro de ayer en Málaga deja otra gran noticia. El conjunto vitoriano dio un paso adelante colectivo que le llevó a ofrecer la mejor cara probablemente del curso, con minutos de buen juego de muchos hombres.

Queda todavía muchísimo camino por recorrer. Aún son evidentes las carencias. Apenas han transcurrido diez días desde que se produjo el relevo en el banquillo. Sí, son verdades irrefutables en estos momentos. Pero también comienza a serlo que el Baskonia está de vuelta. Al menos, el conjunto vitoriano ha encontrado la senda para regresar al lugar del que nunca debió alejarse. El camino para recuperar su propia identidad -probablemente el valor más seguro con el que cuenta-. Y lo ha conseguido, además, añadiendo victorias de calidad a su hasta ahora escuálido casillero. Porque el plantel de Pedro Martínez cerró ayer en Málaga una semana redonda, cuyo balance -dos triunfos en el último suspiro ante adversarios de entidad- debe convertirse en un valioso balón de oxígeno -y confianza- para afrontar con mayor confianza el futuro.

Probablemente ni el más optimista de los seguidores azulgranas habría soñado hace apenas diez días con la posibilidad de que el equipo saliera airoso de los enfrentamientos con el Panathinaikos y el Unicaja. Era tal la fragilidad del bloque de Zurbano y su deriva sin rumbo que se antojaba una quimera pensar en someter a rivales de esta entidad. Sin embargo, la reconstrucción iniciada por Pedro Martínez desde su llegada está comenzando a dar sus frutos y, aunque sufriendo hasta el final, el expediente refleja un pleno de éxitos que abre la puerta a una recuperación cada vez más consistente.

La escuadra alavesa pisaba el parqué del Martín Carpena -donde había salido derrotada en nueve de sus diez últimas visitas- con el refuerzo moral que suponía el triunfo europeo ante el Panathinaikos pero su puesta en escena no hizo sino traer de vuelta gran parte de los fantasmas que le rondaban. Lejos de apoyarse en un buen inicio para afrontar con más tranquilidad el resto del duelo, sucedió todo lo contrario. De esta manera el juego ofensivo azulgrana se colapsó por completo y tuvieron que transcurrir más de cuatro minutos hasta que Beaubois firmó la primera canasta. Al menos, la buena noticia es que el Unicaja tampoco estaba muy fino y el marcador aún era un reducido 5-2.

Sin embargo, poco a poco, el combinado local fue estirándolo para adquirir mayores diferencias. Para hacerlo, se sustentó fundamentalmente en dos argumentos, el lanzamiento de sus exteriores y el insultante dominio del rebote ejercido por sus hombres grandes. Nada menos que doce ofensivos capturó el Unicaja en la zona baskonista hasta el descanso. Con esas segundas y hasta terceras opciones, los de Joan Plaza marchaban cómodamente por delante con rentas que, eso sí, nunca llegaron a superar los nueve puntos.

Pese a los problemas, el Baskonia al menos no se dejó llevar por las adversidades y en todo momento fue capaz de mantenerse en el encuentro. Lo que en otro momento habría dado paso a una bajada generalizada de brazos ahora se transformó en la perseverancia que reclama su técnico una y otra vez.

Una constancia que, tras el paso por los vestuarios, dio paso a una versión del equipo desconocida hasta entonces. Poirier primero y Voigtmann después acabaron de golpe con la sangría en el rebote para convertirse en dueños absolutos de la pintura y con un espectacular parcial de 1-16 (46-52 a falta de 3.25 para el final del tercer cuarto) el Baskonia presentaba su firme candidatura a la victoria. Unos pequeños despistes -comprensibles todavía teniendo en cuenta las dimensiones del agujero del que está intentando escapar la escuadra de Zurbano- sin embargo impidieron que la escapada fuera definitiva y el cuadro local se reenganchó de nuevo al duelo. De este modo al cuarto definitivo se llegó con equilibrio de fuerzas.

El Baskonia pegó un nuevo arreón mediado este periodo para adquirir seis valiosos puntos de ventaja (63-69), pero entonces entró en una pequeña crisis que se saldó encajando un 9-2 -al atragantarse con la defensa en zona que ordenó Joan Plaza- que devolvió la iniciativa al conjunto local (72-71) a 2.12 para el epílogo. Vitorianos y malagueños fallaron varios ataques hasta que, a falta de ocho segundos, Beaubois se llevó a todos los defensores verdes para ceder a Voigtmann el privilegio de anotar la canasta de la victoria con una cómoda bandeja. Quedaba tiempo para la posible reacción local, pera defensa azulgrana se lo impidió. El Baskonia, por fin camina de vuelta.

El alemán estaba firmando una arranque de temporada muy gris pero ayer se convirtió en el principal motor del equipo tras el descanso con su aportanción en el rebote y en ataque.