Vitoria - Y al filo de la 22.30 se produjo el bombazo en la sala de prensa del Buesa Arena. Pablo Prigioni anunció para la sorpresa de todo el mundo, incluido el presidente del club, Josean Querejeta, que abandonaba la dirección de Baskonia tras la debacle sufrida minutos antes ante Valencia Basket. “Todavía no he hablado con el club pero no me apetece seguir entrenando al equipo”, despachó el técnico argentino con toda la crudeza del mundo. Para entonces, la sala de prensa del viejo Araba era una suerte de funeral donde un Prigioni visiblemente nervioso certificaba su fracaso como técnico del primer equipo baskonista con una serie de razones que apuntaban más a razones de índole psicológico que a cuestiones relacionadas con planteamientos tácticos. Prigioni se va del Baskonia apenas tres meses de su ilusionante llegada a Vitoria. Fue una apuesta personal y arriesgada de Querejeta que ayer saltó por los aires. Y con ella, la ilusión de todo el baskonismo, sumido ahora mismo en una dolorosa incertidumbre que puede hacer tambalear el proyecto de la presente temporada. Por de pronto, será hoy el segundo del preparador argentino, Sergio Valdeolmillos, quien dirija al equipo, que a primera hora de la mañana embarcará rumbo a Alemania para medirse el viernes al Brose Basket Bamberg y el domingo en el Buesa Arena al Tecnyconta Zaragoza.

sensaciones pésimas En la previa antes de debutar en casa como técnico de Euroliga advertía el de Río Tercero a sus jugadores de la necesidad de “ofrecer la mejor versión” del equipo para doblegar al Valencia Basket. Un requisito imprescindible en la mejor competición europea, dijo, para entrar en dinámica, establecer de una vez por todas una progresión positiva y, sobre todo, recuperar sensaciones. Pues bien, tras la ocurrido ayer ante el cuadro taronja, el parte médico de Baskonia deja un paciente ya fallecido y un plantel de jugadores humillados, deprimidos y en un peligroso estado catatónico. Tres derrotas de tres partidos en Euroliga que comienzan a producir sudores fríos en la grada baskonista no ya tanto por la crueldad de los marcadores sino por ese fiable termómetro que son las sensaciones, y que ahora mismo no invitan a nada bueno.

“me han intentado frenar, pero...” Tremendamente abatido incluso minutos antes del bocinazo final, cuando su equipo era poco menos que un juguete en manos del Valencia Basket, Prigioni compareció en rueda de prensa con el paso firme, la mirada a veces perdida y la misma determinación con la que no hace tanto también se despidió del baskonismo por la puerta de atrás. Y arrancó: “No voy a comentar el partido. Solo estoy hoy aquí para anunciar que no voy a continuar siendo el entrenador del equipo. Me siento frustrado por no estar cumpliendo mis propias expectativas y las que el club puso sobre mí. Me voy a disculpar ante la afición, los jugadores y el presidente porque no estoy siendo capaz de ayudar a estos jugadores a que hagan un buen baloncesto y esto es lo que más me duele. Me siento muy responsable de cómo va el equipo y no quiero perjudicar más al club ni a los jugadores. Prefiero dejarle el equipo a otra persona que seguramente encontrará la manera de salir de esta situación de tristeza en la que se encuentra el equipo”, lanzó si titubeos el ya expreparador argentino, cuyas palabras comenzaban ya a correr como la pólvora entre los aficionados que apuraban su salida del Buesa y sobre todo las redes sociales. Y continuó. “El cuerpo técnico me ha intentado frenar pero ya me conocen. Soy así de impulsivo y me duele mucho dejar esta situación, pero no estoy cumpliendo las expectativas y me siento mal porque no estoy siendo capaz de ayudar a los jugadores a mejorar individual y colectivamente. Es la realidad de los resultados. El equipo no está en una buena situación en Euroliga pero aún es pronto para que venga alguien y les refresque la cabeza, alguien que les quiete esta depresión que ahora mismo tienen. No hay ninguna chance de que modifique mi decisión”, abundó el preparador antes de reiterar sus disculpas hacia la afición. “Insisto por favor en pedir disculpas a los aficionados por la ilusión que se habían hecho, pero prefiero dejarlo pronto para que el club tenga margen de reacción”.

querejeta no estaba al tanto ¿Está al tanto el presidente de su decisión?, se le preguntó en el turno de preguntas. Para la sorpresa de todos, la respuesta de Prigioni fue rotunda. “Todavía no hablé con el club, con nadie... No me apetece seguir entrenador al equipo. Hoy (por ayer) es un día triste y jodido para mí pero en la vida se aprende a base de golpes y éste ha sido en todos los morros”, reconoció.

“ojalá den con alguien capaz” En la fase final de su alocución, Prigioni desveló algunas de las claves que a su juicio entiende que necesita Baskonia para poder reaccionar. “Les deseo a todos que pronto tengan a alguien más capacitado que yo para que el equipo encuentre el ritmo que necesita. Que venga alguien con otra energía y visión para ayudarles para tirar para adelante. Lamentablemente no veo señales de que el equipo juegue de la manera que yo imagino o me gustaría. Puede ser que haga falta tiempo pero no hay tiempo. No lo hay. Si viera señales de que el equipo pueda ir en mi dirección podría tener mas paciencia pero no las veo. No me siento con los argumentos suficientes para que cambien. Asumo toda la responsabilidad”. Y punto final. Prigioni ya es historia en el Baskonia.

incomprensible silencio en el club Entre tanto, y quizá paralizado por el impacto de la noticia, al cierre de esta edición ningún dirigente del club valoró la noticia de la dimisión de Prigioni. Un silencio incomprensible dada la magnitud de una decisión que más allá de la cuenta de resultados afecta de lleno a la imagen de un proyecto en el que el baskonismo había depositado este año muchas expectativas.