vitoria - Ahora, transcurrido ese lustro largo, regresa al Baskonia convertido en un veterano -es el único integrante de la plantilla que sobrepasa la treintena- y dispuesto a volver a marcar sobre la pista ese ritmo intenso y alegre con el que tanto disfrutó la afición azulgrana. Atrás queda su exitosa experiencia en el Barcelona y dos últimas temporadas en Los Ángeles Lakers en las que le ha tocado vivir más las sombras que las luces de la NBA. Tan afable como siempre, entiende las dudas que puede despertar su fichaje pero se muestra convencido de poder volver a ofrecer su mejor versión. Para ello, confía plenamente en la ayuda que le va a proporcionar desde la banda un Pablo Prigioni al que, inevitablemente, todavía ve en ocasiones como “jugador”.

Es el jugador veterano de la plantilla, ¿qué destacaría de este nuevo Baskonia al que ha regresado?

-Es muy difícil destacar una cosa sola, es un equipo muy completo. En todas las posiciones tenemos como mínimo dos jugadores que pueden estar en cualquier momento dado del partido en cualquier campo. Se ha montado con diversas configuraciones que pueden estar en la pista juntas así que yo creo que el poderío de este equipo es la capacidad que tiene de tener muchísimas variables.

Ha estado un tiempo sin competir desde que terminó su experiencia en la NBA. ¿Cómo ha sido el regreso después de estos meses, cómo se encuentra?

-Siempre es bueno volver a jugar y es diferente de lo que he estado haciendo los últimos meses, siempre entrenando solo o durante algún tiempo, unas semanas, con un equipo en Brasil. Pero bueno, no es lo mismo entrenar que jugar y eso se nota. A veces quieres hacer una cosa pero vas un pelín tarde o demasiado rápido y eso en ocasiones cuesta un poco de tiempo recuperarlo. Hemos intentado ajustarlo en los partidos amistosos que hemos tenido para que cuando empiece la Liga no se note el tiempo que he estado parado. Eso es lo más importante. Físicamente me encuentro bien pero el ritmo de juego es diferente y es a lo que hay que adaptarse para intentar no estar un paso atrás de todo. Porque a veces quieres hacer una cosa pero tu cabeza reacciona un pelín tarde y eso solo se puede volver a adquirir jugando.

¿Se siente uno raro teniendo en la banda a Pablo Prigioni con la pizarra en la mano?

-No (risas). Es raro verlo ahí con la pizarra pero es una persona que siempre ha tenido ese tipo de pensamiento como jugador. En su posición de base siempre ha sido un jugador muy cerebral y yo creo que era natural que algún día se hiciera entrenador. Y más todavía en el Baskonia. Es algo bueno porque tenemos buena relación y al tener un estilo más o menos parecido al que tenía él también a mí me viene bien. Ha depositado una confianza tremenda en mí y así de la misma manera yo en él. Independientemente de que fuese su primer año como entrenador. Siempre lo he respetado y admirado como jugador y la verdad es que me ha hecho mucha ilusión que me llamara para jugar para él. Así que bueno, estoy contento y espero que funcione el dúo.

¿Ha pensado en seguir los pasos de Pablo y ser entrenador también?

-Bueno, me lo preguntaron el otro día y dije que podía ser pero de momento no es algo que tenga planteado ni nada. Creo que me quedan años todavía para jugar y cuando sea el momento pensaré lo que me gustará hacer. Sin duda seguiré trabajando en el baloncesto independientemente de lo que sea. Está claro que he pensado ya en mil cosas y una de ellas es ser entrenador pero bueno, cuando toque lo decidiré.

Decía el otro día Patricio Garino que cuando vio a Pablo enfadado en la banda y tirar la tablilla no podía reprimir la sonrisa. El carácter que tenía como jugador sigue presente ¿no?

-Lo sigue teniendo, está claro. Yo creo que es parte de su manera de ser. Es un tío muy impulsivo, que pone mucho el corazón y muchas veces tiene reacciones como las que tenemos nosotros los jugadores en la pista. El otro día estábamos hablando y hacíamos la coña de que será el entrenador al que más técnicas le van a pitar este año sin duda. Porque tal como se enfada... Pero pienso que eso está bien porque demuestra cuánto quiere ganar, cuánto quiere que nosotros pongamos dentro del campo igualmente y un poco lo que es el Carácter Baskonia. Es un poco Dusko en la banda también pero creo que no tiene todavía los enfados que tenía Dusko. Son muy diferentes en relación a muchísimas cosas pero yo creo que esa energía que él transmite desde fuera será importante para nosotros en el campo y en el banquillo también.

¿Está haciendo especial hincapié en el trabajo con los bases?

-No, realmente no, con todos. Es un jugador (risas) -perdón es que tengo eso todavía en la cabeza-, un entrenador que tiene mucha relación con el jugador. Todos los días habla con uno, con otro... y yo creo que esta proximidad que tiene con el jugador es algo importante porque muchas veces existe una distancia, una barrera, que impide que haya una relación más directa entre el entrenador y el jugador y este año con él es diferente. Tienes libertad para hablar y discutir cosas, él te viene y te habla, te dice ‘mira no se qué’, a veces nos llama a los bases para comentar un par de cosas o a veces habla con los grandes. Y eso es importante. Que exista este intercambio de ideas, que haya un contacto por lo menos durante la semana, antes de los partidos y que sientas que realmente puedes hablar y tengas la libertad de estarle cercano.

Cuando se anunció el regreso de Marcelinho Huertas a Vitoria hubo quien expresó dudas sobre su rendimiento después de unos últimos años con poco protagonismo. ¿Personalmente tiene alguna duda respecto a su condición y la aportación que puede ofrecer?

-Mira, yo no tengo ninguna duda. Quizás ahora mismo no esté en el mejor momento porque volver a jugar no es lo mismo que estar entrenando como he hecho durante los últimos meses prácticamente solo. No es lo mismo competir que solo entrenar y puede que se note al principio un pelín. Espero que no, espero que casi no se note y estoy convencido de que estaré en forma y volveré a jugar a un gran nivel.

¿En qué punto de forma va a arrancar la Liga el equipo?

-Yo creo que estaremos lejos todavía del nivel al que podemos llegar, eso está claro. Tenemos muchísimos jugadores que han llegado hace poco y puede que quizás nos cueste un pelín encontrar esa química, conocernos mejor y que nuestro juego tenga una fluidez más grande. Pero por otro lado hay también otros muchos equipos que están en la misma situación que nosotros. Así que yo creo que casi todos empezaremos más o menos igual quitando unos pocos que hayan cambiado menos o que hayan podido entrenar durante un mes sin tantos jugadores que hayan estado jugando torneos europeos o sudamericanos. Pero hay que intentar minimizar ese tiempo para que no se note tanto la ausencia de estos jugadores durante gran parte de la pretemporada.

Para empezar el viernes se presenta un partido complicado, importante y especial para usted por el hecho de volver a la que fue su casa varios años.

-Sí, siempre está el morbo de volver al sitio donde has jugado mucho tiempo y lo has hecho bien. Yo creo que este partido ya puede demostrar un poquito nuestro poderío como equipo. Está claro que no servirá para basarse en lo que será la temporada pero sin duda se trata de un encuentro importante ya, contra un rival directo en todas las competiciones y una gran oportunidad para empezar ganando en una de las pistas más complicadas que hay. Así que es un reto que ilusiona y espero que todos estén con las mismas ganas de ir al Palau y ganar.

¿El grupo se encuentra por lo tanto ya con ganas de empezar la temporada de manera oficial?

-Siempre hay ganas de empezar a competir de verdad pero también tenemos que tener la cabeza en su sitio y saber que llevamos poco tiempo juntos y tenemos que trabajar para encontrar la mejor química posible cuanto antes porque no podemos permitirnos el lujo de perder partidos que no tocan. Así que ojalá podamos empezar con el pie derecho y mandando ya un mensaje muy claro a todo el mundo de que el Baskonia va en serio.