vitoria - Conseguir hacer de la necesidad virtud es uno de los grandes objetivos que se marca cualquier persona que tiene el cometido de dirigir a un grupo. Más todavía dentro del ámbito deportivo, que se encuentra evidentemente expuesto a los imprevistos en forma de lesiones o ausencias inesperadas. Esta es la tesitura en la que se halla el Baskonia desde que inició la pretemporada y Pablo Prigioni ha tirado de recursos para ponerle buena cara al mal tiempo y, de paso, invertir en productos que pueden acabar siendo altamente rentables en breve tanto para el propio entrenador como para el club. Entre las lesiones -de Ilimane Diop y Beaubois primero y de McRae después- y los compromisos internacionales de un buen número de integrantes de la primera plantilla, al preparador azulgrana no le ha quedado más remedio que recurrir a las jóvenes promesas de la entidad de Zurbano para las primeras semanas de entrenamiento y los compromisos amistosos iniciales.

Y para sorpresa de no pocos, el balance de esta apuesta ha sido más que satisfactorio. En las dos citas del equipo con el Circuito Movistar -ante Obradoiro y Estudiantes-, los cachorros dieron la cara hasta el final y, pese a que en ambos casos el duelo terminó con derrota, aprobaron el examen con nota. Así lo entendió también Prigioni, quien no dudó en alabar públicamente su actuación y anunció que seguirá depositando su confianza en ellos.

Cinco son las perlas que comparten sudor en estos momentos con las estrellas del primer equipo azulgrana. Se trata de Sander Raieste, Miguel González, Jurij Macura, Rinalds Malmanis y Arturs Kurucs. En principio, todos están destinados a competir con el filial baskonista en la LEB Plata pero quién sabe si no estarán en breve junto a los que ahora son sus compañeros. Antes de que se produzca ese esperado salto, vamos a tratar de conocerlos mejor.

Comenzando por el último en llegar, precisamente este verano procedente de Valladolid. Nacido el 20 de marzo de 1999, Miguel González es un escolta que sobrepasa los dos metros (2.03) y al que algunos comparan con Alex Abrines. “Si a nivel físico se desarrolla como debe hacerlo, podemos estar ante uno de los mejores jugadores nacionales, y me refiero a los nacidos en España, que hayan jugado en el Baskonia en la última década. Su potencial en ataque es altísimo, bien para anotar o para generar ventajas, y su disciplina defensiva también está por encima de la media. Tácticamente es un chico con más conocimiento del juego de lo que dice su edad y es posible que los le catalogan como el mejor jugador español de la generación del 99 no anden muy desencaminados”, radiografía al pucelano el periodista, comentarista y agente de jugadores vitoriano Natxo Mendaza. Sin duda, una voz más que autorizada que no disimula su gusto por la adquisición azulgrana más reciente.

Pero si en estos momentos tuviera que apostar por cuál de estos chicos acabará teniendo una carrera más brillante Mendaza lanza un nombre rápidamente, Sander Raieste (31-3-1999, Tallinn). “Es, de los cinco, el que pienso que tiene un techo más alto. Es, probablemente, el proyecto más importante del baloncesto estonio en estos momentos y aunque no estemos hablando de un país que sea una primera potencia europea, apoya la sensación de que hay que estar muy atentos con él. Aunque aún tiene que mejorar la consistencia en su tiro exterior y el manejo de balón, podríamos estar ante un 2-3 de muchísimo recorrido. Hay quien me decía que podría convertirse en una especie de Satoransky, por su entendimiento del juego, aunque aún es pronto para aventurarlo. Desde luego que potencia física, y un primer paso determinante, tiene”, significa. Y por si no fueran suficientes ya todas estas características, les añade una cabeza muy bien amueblada. “Hablan muy bien sobre su personalidad”.

El más veterano de este particular repóquer de futuras estrellas es el letón Rinalds Malmanis (12-4-1996, Valmiera), que ha visto cómo su progresión se cortaba bruscamente por dos veces como consecuencia de sendas graves lesiones de hombro que le obligaron a estar en el dique seco más de un año. Tras estar el pasado curso en su país, ha regresado al Baskonia para, en principio, liderar el conjunto de LEB Plata. Precisamente por sus problemas físicos y los meses de ausencia su respuesta es ahora mismo una incógnita para Mendaza. Lo que sí resulta evidente es que durante todo esos meses no ha perdido el tiempo y ha regresado “bastante más fuerte físicamente, ha echado cuerpo”. Así lo ratifica uno de los técnicos que le ha visto trabajar durante la pretemporada y que destaca como su principal virtud “su buena mano, aunque no mira demasiado al aro”.

Todo lo contrario precisamente que el benjamín del grupo. Porque si algo caracteriza a Arturs Kurucs (19-1-2000, Cesis) es su búsqueda permanente de la canasta contraria. “Lo que más me ha llamado la atención sobre él es su determinación y desparpajo. Me ha sorprendido gratamente, siendo además el más joven de todos ellos, su valentía. Sobre todo por ocupar una posición en la que muchos jugadores incluso más mayores se cohíben y buscan exclusivamente conducir el balón y no cometer demasiados errores. Esa jeta, bien entendida, unida a su talento físico y técnico, le hacen un jugador muy especial. Además, por lo que me han contado sobre él, es un chico con valores sólidos y una buena capacidad de adaptación, lo que le pone la guinda al pastel”, resume Natxo. “Suele jugar de uno y de dos pero es menos organizador que escolta. Le gusta tirar mucho y ha mejorado sus porcentajes y además tiene buen físico para jugar hacia el aro”, completa el perfil un entrenador que le ha seguido de cerca.

El último de la lista es el esloveno Jurij Macura (23-12-1999, Ljubljana), que recientemente ha visto cómo su hermano pequeño también se incorporaba a la cantera baskonista. “Curiosamente es el que más tiempo lleva en el Baskonia y al que menos conozco. No obstante, el hecho de que fuera seleccionado para el Jordan Brand Classic en 2015 me hace pensar que, cojo, cojo, no es. Está muy acostumbrado a jugar con rivales de más edad que él, pero el hecho de haber tenido que pelearse en este circuito Movistar de pretemporada con jugadores ya de nivel ACB creo que ha podido limitar su capacidad de enseñar más cosas”, apunta Mendaza.

Pese a ello, lo cierto es que en los compromisos ante el Obradoiro y el Estudiantes hizo valer sus casi 2.10 de altura para capturar un buen número de rebotes. “Suele jugar de cuatro bastante abierto porque le gusta jugar de cara y tirar de fuera aunque ahora ya tiene algo más de cuerpo para pegarse también un poco más dentro”, completa uno de los técnicos que le ha visto en acción.

En definitiva, una camada de jóvenes talentos en los que el Baskonia ha depositado su confianza y que en breve pueden comenzar a devolver la inversión realizada con intereses.