vitoria - Ha llegado a tal punto la -desagradable- costumbre que si en las casas de apuestas tan en boga últimamente decidiesen ofrecer la posibilidad de jugar a adivinar la identidad del primer jugador del Baskonia durante la pretemporada o cuantos sufrirán problemas físicos en este importante periodo seguro que se encontraban con un mercado de lo más interesado. Porque lo cierto es que en los últimos años estas semanas han dejado de ser sinónimo de preparación para serlo de contratiempos. Resulta casi imposible recordar un verano en el que el plantel vitoriano no se haya visto afectado por lesiones que, en mayor o menor medida, trastocan sus planes en un fase de especial trascendencia.
Desafortundamente, este curso tampoco ha habido una inesperada excepción. De esta manera, el conjunto de Pablo Prigioni comenzó a ejercitarse hace unas semanas sabiendo que, ya de entrada, debería esperar a uno de sus efectivos. Ilimane Diop sufrió una recaída de un problema muscular durante la concentración española y se ha pasado los primeros quince días ejercitándose en solitario. Aunque evidentemente no era lo ideal, se contempló como un problema menor puesto que su incidencia en la puesta a punto del pívot no iba a ser demasiado importante.
El segundo de los contratiempos fue sin duda bastante más inesperado y, lo que es casi peor aún, existe muy poca luz respecto a su posible solución. Pese a que no había trascendido la existencia de ninguna dolencia previa, lo cierto es que Rodrigue Beaubois todavía no ha podido ejercitarse junto a sus compañeros en lo que va de pretemporada. El motivo, la recuperación del tratamiento al que ha sido sometido para tratar de acabar con las molestias que arrastra en la rodilla. Sin fecha oficial para su regreso, su caso amenaza con convertirse en uno de los incómodos culebrones estivales.
Pero sin duda el susto más importante hasta el momento ha sido el que protagonizó Jordan McRae el pasado domingo en Logroño durante el amistoso contra el Estudiantes. El estadounidense, uno de los fichajes importantes de este curso y llamado a convertirse en una de las referencias de esta plantilla, emprendió el camino de los vestuarios a la carrera con el hombro izquierdo colgando encendiendo todas las alarmas. Después de haber completado sin problemas la primera fase de la pretemporada a las órdenes de Pablo Prigioni, este percance llegaba en el momento más inoportuno.
Minutos después el jugador volvió a la pista. Eso sí, vestido de calle y con el brazo en cabestrillo. A la espera de que el club informe oficialmente de los resultados de las pruebas a las que fue sometido ayer, todo apunta a que la lesión no es tan grave como en un principio podía temerse y que en un par de semanas aproximadamente podría estar de nuevo sobre el parqué.
Si se cumplen están previsiones, el balance no será del tomo malo pero lo que resulta evidente es que la particular maldición que afecta al Baskonia durante las pretemporadas continúa vigente. Únicamente resta confiar ya en que, al menos, no se produzcan nuevos capítulos de esta desagradable historia.