vitoria - Atrás parecen quedar los años en los que el Baskonia, al igual que muchos otros equipos de la ACB, tenía que recurrir a jugadores menos atractivos solo para poder cubrir el cupo de baloncestistas formados localmente. Esta temporada, a diferencia de los últimos cursos, el cuadro azulgrana dispone de cuatro cupos cuya función no es la de rellenar la plantilla. Es decir, prima su talento baloncestístico antes que su condición federativa. Ellos son Tornike Shengelia, Jayson Granger, Ilimane Diop y Tadas Sedekerskis. Con sus más y sus menos, este póquer de cupos se encuentra ahora mismo entre los mejores de la ACB, que sigue manteniendo esta polémica regla a pesar de su dudosa efectividad. Una norma que verano tras verano lastra el periodo de fichajes de los equipos y obliga a cuadrar piezas que muchas veces no encajan bien entre sí.
El Baskonia ya ha sido víctima de esto en numerosas ocasiones. Mamadou Diop o Alberto Corbacho son ejemplos recientes de jugadores que son fichados por su condición de cupo. Incluso Rafa Luz fue traído a Vitoria principalmente por esta razón. Otra acción habitual es la de recurrir a jugadores jóvenes, ya sean de la casa o no, que en realidad no cuentan en absoluto para los planes del técnico, con la excusa de mejorar su formación. Martín Buesa, Ander García o Unai Calbarro ejemplifican esto.
La situación de Tadas Sedekerskis, por canterano que sea, no responde a este perfil porque el lituano pretende ser una apuesta del club en los próximos años. De hecho, el pasado ya tuvo trascendencia en gran parte de los partidos del Baskonia, play off de la ACB incluido. Ahora cumplirá su segunda campaña en el primer equipo azulgrana. Aunque aún no se le den galones de pieza clave en la plantilla, es muy probable que el alero de 19 años gane aún más peso con Pablo Prigioni a los mandos. De momento es el tres suplente del equipo, tras Timma, asumiendo que Hanga no seguirá en el Baskonia.
La situación de Ilimane Diop ha sido por mucho tiempo similar a la de Sedekerskis. El espigado canterano ha ido ganando presencia en el equipo con el paso de las temporadas y ha sido un activo importante para Perasovic y para Sito Alonso. No obstante, la progresión de Diop ha tenido sus altibajos. La competencia en su puesto, con Voigtmann y Poirier, se presume feroz, dada la juventud y ambición de las tres torres.
Radicalmente distintos son los dos jugadores de formación restantes. Tornike Shengelia cumple este requisito debido a su paso por las categorías inferiores del Valencia. El georgiano cumplirá su cuarto año en un Baskonia que le ve como uno de sus principales referentes. Es muy posible que sea designado capitán tras el inminente adiós de Hanga. Por el momento, Shengelia es el único cuatro del que dispone Prigioni. Si se mantiene sano también será uno de los líderes sobre el parqué, independientemente de su relevo.
Por último está el recién llegado, Jayson Granger. No era necesario solo por su condición de cupo, sino también para liderar una unidad de bases que ya contaba el veterano curtido en mil batallas -Marcelinho Huertas- y con el diamante por pulir -Luca Vildoza-. En la madurez de su carrera, Granger aportará versatilidad, potencia física y anotación. Características bienvenidas en los esquemas de Prigioni si se atiende a la configuración del grupo.
cupos para rato Además de su utilidad real en la pista, con este póquer de jugadores el Baskonia abandona uno de los quebraderos de cabeza de todos los veranos. Tanto Granger como Shengelia tienen un contrato de tres años de duración, y ambos son dos de los buques insignia del proyecto de Prigioni. Sedekerskis acaba contrato en 2019, y lo habitual sería que en Zurbano no le dejaran escapar fácilmente. El contrato de Diop es desconocido, pero con el sueño de la NBA aparcado, tampoco se vislumbra su salida del Buesa Arena, al menos a corto plazo.