vitoria - Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero ese supone un dicho que el Baskonia está obviando en los últimos tiempos a la hora de configurar sus proyectos. Con la reciente apuesta por Marcelinho Huertas para ocupar una de las vacantes de la dirección, la entidad azulgrana reincide en su apuesta por viejas glorias que dejaron un grato sabor de boca en su primera etapa en Vitoria. Si algo necesitaba Pablo Prigioni en su bautismo como técnico de elite era un base de su extrema confianza que se convierta a poder ser en su prolongación sobre la cancha.

De ahí que la llegada del brasileño, explosivo y eléctrico en sus orígenes pero que ha derivado hacia un base más cerebral con el paso de los años, haya sido una petición expresa del flamante capataz azulgrana con el fin de recomponer un timón en el que Shane Larkin ha dejado un vacío muy difícil de llenar. Para cerrar el círculo, persiste la duda de saber si la tercera pata junto al joven Luca Vildoza será Jayson Granger o, posiblemente, algún descarte estadounidense de la NBA si el chárrua termina encontrando acomodo en Estados Unidos y queda en agua de borrajas el acuerdo por dos temporadas más una tercera opcional.

El desembarco por segunda vez de Marcelinho a sus 34 años no sorprende demasiado teniendo en cuenta que el Baskonia se está empeñando en la historia reciente en rubricar la vuelta de algún hijo pródigo que triunfó tiempo atrás en Vitoria. En el caso del uno nacido en Sao Paulo, todo el mundo recuerda con nostalgia el inmejorable rendimiento que brindó entre 2009 y 2011 formando una conexión letal con Splitter que permitió al equipo vitoriano levantar su tercer y último título liguero. Seis años después, con el cuerpo cada vez más castigado y tras un largo periodo de inactividad, flota en el ambiente la incógnita sobre si le quedará magia y físico para responder a la terrible exigencia que entraña hoy en día pilotar un club de altos vuelos como el Baskonia de cara a todos los desafíos que le aguardarán en la temporada 2017-18.

recuperar la ilusión El de Huertas constituye el tercer retorno sonado de una vieja gloria en la historia reciente. Antes que él, Josean Querejeta hizo todo lo posible para repatriar hacia el Buesa Arena a otras figuras carismáticas del pasado como el propio Pablo Prigioni o Andrés Nocioni. El nombre de Luis Scola también ha estado encima de la mesa durante los últimos meses en las oficinas de Zurbano, pero el bonaerense no se ha sentido con las fuerzas suficientes para regresar al club que le catapultó a la fama. Con el internacional carioca, en blanco desde el mes de febrero tras su traspaso desde los Lakers a los Rockets, también acaba de repetirse el mismo guión para su vuelta a la capital alavesa.

La desmotivación de un veterano curtido en mil batallas por la falta de protagonismo al otro lado del charco iba in crescendo y ese hecho ha jugado a favor de Querejeta para hacer realidad su objetivo de incorporar a Marcelinho. Con Nocioni y Prigioni, sucedió algo idéntico en el pasado. Todos ellos no han dudado ni un ápice en volver al lugar donde alcanzaron definitivamente la madurez y explotaron sus virtudes. Si algo necesitaba este trío de sudamericanos era recuperar el esplendor y para ello nada mejor que volver a casa, de ahí que el máximo dirigente baskonista haya visto bastante allanado el camino para sus respectivas vueltas.

En cualquier caso, no son los únicos a los que el público vitoriano se ha vanagloriado de ver muchos años después. A un nivel inferior en cuanto a ascendencia y carisma, también figuran Santi Abad, Ferrán López o Milton Palacio. El alero barcelonés, residente en Vitoria en la actualidad, jugó durante tres etapas distintas en el Baskonia (1991-92, 93-95 y 97-98), el ahora director deportivo del Fuenlabrada lo hizo en dos ocasiones (1994-96 y 2001-02), mientras que el base californiano desembarcó justo sobre la bocina para tomar parte en las series finales por el título en 2010 y 2011.

El regreso de iconos del pasado también ha sido una constante en el caso del banquillo. De esta manera, Sergio Scariolo, Dusko Ivanovic o Velimir Perasovic han vivido dos etapas en Vitoria. Eso sí, lo hicieron con desigual fortuna.

Jugadores. Los más importantes han tenido a Prigioni y Nocioni como protagonistas, si bien en el caso del ahora entrenador azulgrana jugó de corto en Vitoria durante tres etapas distintas. El de Marcelinho, campeón liguero en 2010 a las órdenes de Dusko Ivanovic, constituye otra vuelta sonada tras el grato sabor de boca que dejó hace más de un lustro. En su día, también regresaron a Vitoria tras una primera etapa otros baloncestistas como Milton Palacio, Santi Abad o Ferrán López.

Banquillos. Sergio Scariolo, Dusko Ivanovic o Velimir Perasovic se han sentado en el banquillo del Buesa Arena durante dos etapas distintas. La vuelta del italiano no fue todo lo fructífera que Josean Querejeta hubiera deseado e incluso vio rescindido en 2014 su segundo año de contrato previo abono de una generosa indemnización. En el caso de los entrenadores balcánicos, su retorno por segunda vez a Vitoria fue muy positivo para los intereses de un Baskonia que rubricaría indudables éxitos bajo su dirección técnica.