Los negros presagios que se cernían respecto a la continuidad de Sito Alonso en el banquillo azulgrana se han confirmado. Como estaba cantado desde la eliminación liguera en el cuarto partido de la semifinal liguera ante el Valencia, el madrileño no será el encargado de pilotar la nave vitoriana a partir de la temporada 2017-18. Fue el propio presidente Josean Querejeta quien le comunicó ayer su implacable veredicto en primera persona en una reunión que ambos mantuvieron de urgencia en el Buesa Arena, si bien el técnico ya era consciente del pensamiento del dirigente de Lazkao desde hacía tiempo y prueba de ello es que estaba en el mercado sopesando el interés de otros clubes, entre ellos el Barcelona.

Sito Alonso tenía contrato garantizado para la próxima campaña en el Baskonia tras clasificar al equipo para el Top 8 de la Euroliga y las semifinales de la ACB. Así lo recogía una cláusula del contrato que suscribió el pasado verano con el entidad del Buesa Arena, ese clásico 'uno más uno' que Querejeta viene firmando de un tiempo a esta parte a todos los entrenadores. Sin embargo, el madrileño no cumplirá ese segundo año en el banquillo azulgrana tras la notificación del presidente. Obviamente deberá ser indemnizado para romper su vínculo y abrir la puerta a la llegada de su recambio.

Los resultados deportivos casi siempre suelen estar en un segundo plano para un dirigente inflexible y muy particular como Querejeta, para quien una victoria o una derrota puntual no son tan importantes como el grado de confianza que profese hacia la labor de un entrenador. En este sentido, Sito ha estado bajo sospecha y ha vivido en el alambre casi desde el primer día pese a los buenos resultados y notable juego del equipo en ciertas fases del ejercicio. Pasara lo que pasara, aun habiendo conquistado algún título en la capital alavesa, anidaba la sensación de que su ciclo apenas duraría un año. Y finalmente así ha sido.

La confianza en él se resquebrajó hace meses y era vox populi que Querejeta cortaría por lo sano a tenor de sus enormes dudas y la desconfianza que le generaba una figura muy cuestionada en todos los sentidos que incluso estuvo al borde del despido en más de una ocasión. Desde las altas esferas azulgranas se le achacan muchas cosas. Entre ellas, la involución experimentada por un Baskonia cuyo epílogo de curso ha sido decepcionante, la regresión de algunos jugadores sin ninguna clase de punch en los compases finales (Beaubois y Voigtmann), la gestión de una plantilla en la que Larkin o Hanga han asumido una desmedida cantidad de minutos o la anarquía acreditada en algunos partidos con excesiva tendencia al juego individualista. Una bola que se ha hecho cada vez más grande, motivando un divorcio más que cantado.

Tras la salida de Sito Alonso y la llegada de un nuevo inquilino al banquillo, habrán sido ya siete los técnicos que han desfilado por el Buesa Arena desde la destitución de Dusko Ivanovic en noviembre de 2012, una inestabilidad perniciosa que puede estar detrás de los discretos resultados del Baskonia, incapaz de dar continuidad y confianza a un puesto clave como el del entrenador.