vitoria - Anécdotas, risas y mucho feeling. Así podría resumirse de la manera más compacta posible la cita que reunió a algunos de los integrantes del ya legendario equipo del curso 2001-02 con la afición baskonista. Algo más de 300 simpatizantes se acercaron al Palacio Europa, donde tuvo lugar el evento organizado por el club. Elmer Bennett, Luis Scola, Chris Corchiani, Hugo Sconochini, Edu Hernández y Christos Harissis hicieron las delicias de los presentes relatando algunas de las vivencias de aquella mágica temporada del doblete, además de firmar y aparecer en todas los autógrafos y fotografías necesarias.

Como no podía ser de otra manera, Luis Scola acaparó la gran mayoría de los focos, no solo por su importancia en la historia del club. El siguiente paso en la carrera del ala-pívot continúa siendo una incógnita que no quiso despejar ayer el argentino. No obstante, la opción de que regrese para el play off de este curso parece una quimera, como ya aseguró su agente a este periódico. “No me veo en la NBA porque busco una competición más corta, pero no tengo ninguna decisión tomada. Voy a estar dos meses sin jugar y luego ya veremos”, manifestó Scola sobre su futuro, que cada vez parece menos azulgrana. Sí reveló un sorprendente testimonio; que Dusko Ivanovic le llamó para que jugara a su órdenes en el Khimki ruso tras ser cortado por los Brooklyn Nets. Y es que el polémico técnico fue casi el actor principal de la gala, pese a no estar presente. No hizo falta tirar mucho de la lengua a Hugo Sconochini para que empezara a soltar perlas sobre Ivanovic. Entre risas, eso sí, pero el alero argentino dejó entrever que no le guardaba ningún cariño al férreo montenegrino: “Su problema era que no ponía límites. Sobrepasó los límites de nuestro sufrimiento”. El Cóndor también respondió con un rotundo “no lo sé, yo me fui en cuanto pude” a la pregunta de cómo aguantaron los jugadores a Ivanovic, lo que desató varias carcajadas en la sala. “No creo que a ninguno nos gustase Dusko, pero le respetábamos”, añadió Corchiani, suplente de garantías de Bennett.

Benito, catalogado por Scola como El increíble caso de Benjamin Button por su apariencia física, prácticamente idéntica a la de 15 años atrás, también fue uno de los más vitoreados. El norteamericano se puso especialmente contento cuando Rafa Muntión, maestro de ceremonias, le regaló a el y a Corchiani un puro para que lo degustaran como hicieron tras levantar el título de campeones. Que al final, es lo que cuenta. “El vínculo que forjamos gracias a las victorias sigue ahí. Yo me quedo con eso”, apuntó Scola.