vitoria - El Baskonia despidió ayer la Euroliga 2016-17 con un sabor agridulce. Cierto es que su simple clasificación para el cruce de cuartos de final supone un indudable éxito teniendo en cuenta la identidad de los equipos que han visto por televisión este Top 8 (Barcelona, Maccabi, Estrella Roja...), pero ello no quita para que flote en el ambiente una clara sensación de oportunidad perdida. Estuvo más cerca que nunca la posibilidad de acceder por sexta vez en la historia a una Final Four, en este caso Estambul del 19 al 21 de mayo, aunque la formación de Sito Alonso flaqueó en el peor momento y finalmente ha debido quedarse con la miel en los labios.
Aunque es ciencia ficción y nadie tiene una lámpara de adivino para descifrar lo que hubiese pasado en otro escenario, muchos seguidores azulgranas se tiran de los pelos pensando en el halagüeño futuro que hubiese aguardado al Baskonia de haberse impuesto en los dos últimos partidos de la fase regular en el Buesa Arena ante el Panathinaikos y, sobre todo, el Zalgiris. Sendas derrotas que constituyeron un jarro de agua fría justo en el preciso instante de asegurar la ventaja de campo para el Top 8 y ante un rival algo más asequible dentro de la dificultad que ha implicado la Euroliga más exigente de la historia. El Baskonia pasó de soñar con alcanzar el billete para la reunión más elitista del Viejo Continente bajo el paraguas de la cancha de Zurbano a tener que verse las caras con el CSKA, a la postre un rival inaccesible pese a la competitividad acreditada por los alaveses en una eliminatoria más igualada de lo esperado por los entendidos.
un inicio soñado El séptimo puesto de la fase regular condenó al Baskonia al peor de los escenarios: verse las caras con un vigente campeón más vulnerable que en años anteriores pero, al mismo tiempo, capacitado para sacar adelante los partidos aun estando lejos de su mejor versión. El opulento cuadro ruso ha cercenado la posibilidad de repetir presencia en una Final a Cuatro. Algo que estaba al alcance del potencial azulgrana para esta edición continental, la más dura de todas las disputadas hasta la fecha. El nuevo formato de tan solo dieciséis equipos y todos contra todos ha disparado tanto el interés como la calidad de una Euroliga que ha reunido a lo más granado del basket continental y cuya espectacularidad ha quedado de manifiesto desde el primer día.
Glamour y caviar del bueno con el añadido de que el Baskonia ha estado por encima de las expectativas iniciales pese al fracaso de su apuesta estrella para esta campaña. Sin Andrea Bargnani pero con recursos suficientes para dar la cara hasta en las situaciones más adversas, los de Sito Alonso arrancaron el torneo como un cohete. Su primera vuelta fue simplemente para enmarcar con un balance de 11 victorias y 4 derrotas. Este cuento de hadas dio paso a un baño de realismo con el cambio de año. El drástico bajón a nivel colectivo y la inoportuna lesión de Shengelia propiciaron momentos de nerviosismo y dudas respecto a la clasificación para el Top 8. Entre las jornadas 17 y 23, el Baskonia tan solo fue capaz de sumar un solitario triunfo en el Palau Blaugrana.
Afortunadamente, el equipo pudo corregir el rumbo y se metió otra vez de lleno en la pelea por esa codiciada cuarta posición. Tras encadenar cuatro triunfos consecutivos ante Armani, Fenerbahce, CSKA y Brose Baskets, el Baskonia tenía el viento a favor para satisfacer el objetivo. En un duelo directo por la ventaja de campo que supuso una auténtica puñalada para la autoestima, el Panathinaikos se mostró más estable y sólido en el Buesa. Todo hacía indicar que el cuadro del trébol sería el rival en cuartos de final hasta que otra fatídica derrota ante el Zalgiris endureció sobremanera el trayecto hacia Estambul. Tocaba afrontar el asalto a la Final Four por la vía más áspera. La de un CSKA que, pese a escaparse vivo en los dos primeros asaltos de la serie en el Megasport Arena, ha terminado imponiendo su superioridad. Tras el sonado éxito de la pasada edición con el billete para Berlín, el maratoniano azulgrana se ha quedado esta vez a las puertas.
Euroliga histórica. El cambio de formato propiciado para esta temporada ha sido un indudable éxito. Con menos equipos y un sistema de todos contra todos, el torneo ha ganado en espectacularidad, emoción y calidad.
Gran primera vuelta. El Baskonia acabó este tramo con 11 victorias y 4 derrotas tras derrotar, entre otros, al Madrid, Barcelona, Fenerbahce, Efes o Estrella Roja.
Momento de crisis. Entre las jornadas 17 y 23 tuvieron lugar semanas de vacas flacas con tan solo una victoria en el Palau y seis derrotas. El billete para el ‘Top 8’ llegó a estar comprometido, pero los de Sito Alonso se metieron otra vez en la pelea por la cuarta plaza tras cuatro triunfos seguidos (Armani, Fenerbahce, CSKA y Brose Baskets).
Dos errores fatales. El Baskonia perdió los dos últimos partidos de la fase regular en casa ante Panathinaikos y Zalgiris, condenándose a un cruce mortal ante el CSKA de Dimitris Itoudis.
33
De ellos, ha ganado 17 y ha perdido 16 (casi un 50%).