Los últimos metros de cualquier carrera son siempre los más complicados de recorrer para cualquiera que aspire a cruzar la línea de meta con los brazos en alto. El cansancio por el esfuerzo acumulado, la tensión y la presión de saber que el más mínimo error puede echar al traste todo el trabajo anterior tienen el efecto de un pesadísimo lastre sobre las piernas. Sobran los ejemplos y el desenlace del encuentro del Baskonia ayer en Moscú bien puede añadirse a esta lista. El combinado vitoriano se colapso en los dos minutos finales y dejó escapar una victoria que había rozado con la yema de los dedos.
Sin embargo al plantel de Sito Alonso se le fundieron los plomos en ese epílogo fatídico. Se le apagó la luz y consumió 128 segundos sin ser capaz de anotar siquiera un solo punto. Su adversario, por el contrario, hizo diez con la sangre fría del cirujano que cuenta con miles de operaciones de máximo riesgo a sus espaldas. El fundido a negro baskonista llegó, además, cuando más favorable estaba el escenario del encuentro para sus intereses.
Después de haber peleado contra viento y marea a lo largo de toda la contienda y ser capaz de mantenerse en pie, el cuadro vitoriano comenzó a ver muy cerca su objetivo cuando Shengelia situó el 88-90 en el marcador a falta de 2,08 para la conclusión. Parecía el golpe definitivo para que los cimientos del rascacielos moscovita comenzaran a temblar. Para ello, había sido la irrupción estelar de Shane Larkin en el encuentro. Tras estar la primera media hora muy por debajo de su nivel -no estrenó su casillero hasta el minuto 29-, en el parcial definitivo comandó al Baskonia con quince puntos y cuatro triples casi seguidos. En el debe también sumó varias pérdidas importantes pero sin duda fue vital para que los alaveses llegasen con todas las opciones en su mano al epílogo.
Ahí, sin embargo, se acabó la gasolina. Teodosic respondió con un triple que restableció el orden establecido (91-90) y se desató el caos en el bando visitante. Larkin regaló un rival, a Shengelia se le salió un tiro de dentro y Beaubois erró un triple ya casi a la desesperada mientras el CSKA siguió golpeando sin piedad como un martillo pilón hasta certificar la victoria.
Última canasta. Shengelia firmó los últimos puntos azulgranas, con una gran acción individual que suponía el 88-90 provisional y desataba las esperanzas de triunfo visitante.
Respuesta rusa. El CSKA enlazó diez puntos consecutivos gracias a un triple de Teodosic, una canasta de De Colo, un tiro libre de Augustine y otros cuatro lanzamientos desde la personal, dos de De Colo y dos de Higgins.
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Minutos tardó Shane Larkin en anotar su primera canasta del encuentro. Llegó a 1,06 para el final del tercer cuarto y supuso el 69-60 en el marcador. En el último parcial el americano mostró su versión más habitual y lideró al Baskonia con 15 puntos y cuatro triples casi seguidos.