Vitoria - Si el Baskonia vence al Zalgiris el próximo jueves en el Buesa Arena, algo que todo el mundo da por hecho, ya ha interiorizado que le tocará afrontar la áspera vía griega si quiere inmiscuir su nombre en la Final Four de Estambul prevista en mayo. Panathinaikos u Olympiacos, con más opciones para el primero si se impone la lógica en la última jornada, se perfilan como el durísimo escollo azulgrana en el cruce de cuartos. En ambos casos, con la desventaja de campo con todo lo que eso implica. Nunca es fácil ganar a domicilio en la Euroliga, pero mucho menos en la cancha de los dos irreconciliables tiranos del baloncesto griego. Todo hace indicar que, si los vitorianos quieren colarse por sexta ocasión en la gran fiesta del baloncesto europeo, deberán imponerse, al menos una vez, en el OAKA o el Palacio de la Paz y la Amistad. En este último, por cierto, no lo hace desde 2006, todo un reto para un equipo que deberá luchar contra una estadística inquietante.

Se da la curiosa circunstancia de que el Baskonia ha hincado el diente a trece de los quince rivales con los que ha batallado en la Euroliga más exigente de la historia. Ha sido, por ejemplo, capaz de superar al todopoderoso Real Madrid en el WiZink Center, a otro gallito como el CSKA en el Buesa Arena, al Fenerbahce y Barcelona por partida doble, al Estrella Roja en el infierno del Kombank Arena... Sin embargo, han sido precisamente los dos colosos helenos quienes más se le han atragantado, tanto en Vitoria como lejos de sus dominios.

Frente al Panathinaikos, la escuadra vitoriana no encontró la fórmula para imponer su juego alegre y vertiginoso. Prueba de ello es que no alcanzó en ninguno de los dos partidos los 70 puntos. Xavi Pascual, amante de un baloncesto parsimonioso y tanteadores bajos, ha maniatado por completo a Shane Larkin. En el Buesa lo hizo recientemente con una defensa inteligente -cuatro en zona y uno en individual sobre el estadounidense- en el duelo que ha condenado (63-72) al Baskonia en la pelea por la ventaja de campo. En Atenas también dispuso Beaubois de una bola ganadora, pero no pudo armar el tiro sobre la bocina (69-68).

Si el extremadamente físico y americanizado cuadro del trébol parece haberle cogido la medida al Baskonia, el Olympiacos es la gran bestia negra de los últimos años. En el primer asalto, Spanoulis marcó el tempo en todo momento con sus 15 puntos y 15 asistencias, números decisivos en la derrota (90-95). El choque de vuelta en El Pireo resultó una verdadera pesadilla encajando los alaveses uno de los mayores correctivos del curso (92-62). Pues bien, el peligro griego volverá a acechar en la antesala de la Final a Cuatro si el Zalgiris sucumbe en el Buesa.

Baskonia será quinto. Si gana al Zalgiris y pierde el Efes en Madrid. O si supera a los lituanos y ganan también Panathinaikos en Tel Aviv, Efes y Fenerbahce al Barcelona. O si pierde, pero caen también en sus partidos Efes, Fenerbahce y Estrella Roja.

Será sexto. Si vence al Zalgiris, ganan Efes y Fenerbahce y pierde el Panathinaikos. O si gana, pero también lo hacen Panathinaikos y Efes y pierde el Fenerbahce. O si pierde ante los bálticos, pero también cae Fenerbahce y gana Estrella Roja.

Será séptimo. Si pierde con Zalgiris, cae el Efes y gana el Fenerbahce.

Será octavo. Si pierde y ganan Efes, Fenerbahce y Estrella Roja.