vitoria ? Sufrido pero extremadamente sabroso. Salvo desvanecimiento improbable, el Baskonia superará la criba de la maratoniana fase regular de la Euroliga y se dispone definitivamente a asaltar una nueva Final Four. Su heroica victoria de anoche ante el vigente campeón le coloca con algo más de un pie entre la flor y nata continental. Mucho deberán torcerse las cosas en la apasionante doble jornada de la próxima semana en la que las matemáticas pueden certificar ya un Top 8 al que se ha hecho acreedor con creces. Se levantó majestuoso Larkin para firmar la canasta ganadora desde seis metros y, pese a que el CSKA dispuso de medio minuto en la penúltima posesión del choque, el Buesa Arena explotó de alegría. Una indecisión entre Teodosic, cuyo instinto asesino devolvió la vida a los rusos cuando más idílico era el escenario para el anfitrión, y Augustine terminó por poner en bandeja el triunfo a un Baskonia que se permitió el lujo de acabar con el balón en sus manos sin que su opulento rival pudiese forzar una falta para intentar prolongar su agonía. Resoplido de alivio para un equipo y una afición hermanados en una velada hermosa y para el recuerdo. Hincó a la postre la rodilla un CSKA siempre por detrás en el marcador pero con el talento suficiente en su cuerda exterior para llevar al anfitrión al límite. Pese a su superlativa actuación y a ser llevado en volandas por su sexto jugador, el conjunto vitoriano se vio condenado a un taquicárdico cara o cruz. El vigente campeón, con dos fueras de serie en nómina como De Colo y Teodosic que marcan la diferencia, únicamente quedó sepultado sobre la bocina tras ese tiro embocado por Larkin. No se amilanó el Baskonia ante el poderío ruso en un buen comienzo donde Sito devolvió al quinteto inicial a Budinger y Shengelia para contrarrestar la altura de los visitantes en los puestos de tres y cuatro. En el juego de pizarras, Itoudis no quiso ser menos y también dejó su sello al emparejar a Larkin con el voluminoso Kurbanov. Pese a que De Colo dejó muestras de su inagotable clase en los albores, el conjunto ruso se topó con un anfitrión con el cuchillo en la boca. El partido respondió a las expectativas y no defraudó ni un ápice con dos equipos cuyo patrón de juego es similar. Contra la superioridad física moscovita, no se arredró un Baskonia que comenzó a sufrir al inicio del segundo cuarto. Pese a que sus primeros espada descansaban plácidamente en el banquillo (De Colo y Teodosic), el conjunto ruso echó mano de su fondo de armario y lugartenientes de lujo para meter el miedo en el cuerpo (20-24) tras un parcial de 2-10. En los peores momentos, surgió la explosividad de Hanga, cuyo fabuloso repertorio de tapones y su atleticismo sostuvieron en pie a los locales.Tras la aciaga matinal en el Nou Congost, volvió a ser el Baskonia un grupo solidario y con el pundonor por bandera. A base de ingentes dosis de sudor, todo corazón y con un sacrificio elogiable, minimizó durante muchos minutos las poderosas virtudes de una máquina inclemente de anotación. También supo hurgar en los puntos débiles de la defensa 1-3-1 planteada por Itoudis y leer los continuos cambios automáticos visitantes. Y todo ello pese a que no le sonrió la fortuna desde el 6,75 ?ninguna bomba hasta el descanso? y Beaubois ?sus únicos puntos se hicieron esperar hasta el minuto 26? pasó de puntillas por el choque.El camino hacia la victoria quedó allanado definitivamente en un tercer cuarto pletórico de ambición y buen juego donde Blazic prendió la mecha en un Buesa Arena incandescente. El esloveno se metió al público en el bolsillo con varias acciones marca de la casa. Su raza sostuvo a un Baskonia que se vio sacudido por los problemas de faltas en piezas básicas del engranaje como Hanga, Ilimane o el propio Beaubois. Laprovittola, que ingresó bien avanzado el choque, brindó esta vez soluciones. Pese a los continuos amagos de despegue, la calidad extrema de los pistoleros del CSKA prolongó la incertidumbre. Teodosic, un día más en el blanco de las iras del Buesa con sus provocaciones, estuvo a punto de arruinar las esperanzas alavesas con su letal instinto asesino. Se las prometía felices el Baskonia con una renta cómoda, pero dos triples del base plavi y una genial asistencia a Augustine amenazaron con convertir la cancha de Zurbano en un velatorio (77-78). Pintaban bastos hasta que apareció Larkin para poner fin a la angustia y provocar el delirio. El Top 8 es prácticamente una realidad. l