vitoria - Josean Querejeta es un presidente muy selectivo a la hora de apostar por su entrenador. No muestra devoción por muchos que se diga. Entre los españoles, tradicionalmente no ha sentido cosquilleo por casi ninguno a lo largo de su longevo mandato al frente del Baskonia. Además de buscar un gran profesional con un conocimiento profundo sobre todos los entresijos relacionados con el baloncesto, necesita un feeling especial en el plano personal porque las llamadas telefónicas pueden llegar a ser incontables durante el día para comprobar no solo su estado de ánimo sino también la evolución del equipo. De ahí que sea imprescindible reunirse cara a cara con el elegido en una larga entrevista antes del veredicto definitivo. Dusko Ivanovic, algo reconocido públicamente por el presidente, siempre ha sido su amor platónico, pero en su día también existió otro técnico que despertó sobremanera su atención y sobre el que echó sin demasiada suerte sus redes. Ese no fue otro que Dimitris Itoudis, actual responsable del CSKA y aventajado aprendiz de Zeljko Obradovic durante trece temporadas en el Panathinaikos.

Precisamente cuando ejercía como asistente en las filas del inquilino del Oaka fue tentado en varias ocasiones por el Baskonia este volcánico griego de 46 años. Una de las llamadas tuvo lugar en 2007, justo en el intervalo transcurrido entre el adiós de Bozidar Maljkovic y el desembarco de Neven Spahija en el banquillo del Buesa Arena. Querejeta le puso encima de la mesa un contrato de uno más uno, pero obtuvo una negativa como respuesta. Por entonces, Itoudis se resistía a volar en solitario y estaba muy arraigado en Atenas como la mano derecha del gran tiburón de los banquillos con ocho Euroligas a sus espaldas. Más tarde, el máximo mandatario azulgrana también volvería a la carga sin ver satisfecho su propósito.

Los contactos entre ambas partes fueron confirmados el año pasado por el hombre que se sentará mañana en el banquillo rival. “Tuve tres buenas ofertas en mi larga etapa ateniense, la mejor fue de Querejeta en 2009. Josean fue el primero que creyó en mi y me vio con capacidad para ser primer entrenador. Siempre le estaré agradecido. Mis amigos y mi mujer me aconsejaron aceptar”, desveló Itoudis en una entrevista a la revista Gigantes.

inicios en croacia Su trayectoria ha estado irremediablemente asociada a la de Obradovic, a quien dejó con la miel en los labios en la última Final Four de Berlín. Ambos conformaron durante casi tres lustros un matrimonio inquebrantable. Hasta separar sus caminos en 2012, prácticamente todo lo hicieron juntos: entrenar al Panathinaikos, tomarse un año sabático a la vez y al término del mismo escoger ambos idéntico país para reiniciar su carrera, concretamente Turquía. El serbio recaló en el Fenerbahce, que puso en sus manos el más ambicioso de sus proyectos; Itoudis lo hizo en el más modesto Banvit afincado en la ciudad de Bandirma. Bajo su mandato, consiguió el hito de ser primero en la fase regular de la liga turca, aunque después caería en los play off por el título.

Griego de nacionalidad pero balcanizado en cuanto a formación, Itoudis fue un jugador de poco éxito que vistió las camisetas del Hermes Trikala y el Alejandría Alketa. De joven emigró a Zagreb para estudiar Educación Física, especializándose en baloncesto. Los primeros consejos en la materia procedieron de Bosko Bozic, uno de los grandes gurús de la escuela balcánica con el que colaboró durante tres años mientras alternaba su labor como entrenador de la universidad de la capital croata.

Al margen de ejercer como asistente durante dos décadas, el griego fue analista en la web de la Euroliga e integró el cuerpo técnico de Orlando Magic en varias Ligas de verano de la NBA. Antes de labrarse un nombre como primer espada en el Banvit, únicamente dirigió al Filipo y al Ment, dos equipos menores de Grecia. La llamada del CSKA en verano de 2014 constituyó un salto arriesgado para muchos entendidos. Tras una primera campaña en la que el gigante ruso naufragó con estrépito a la hora de recuperar el cetro continental, Itoudis alcanzó la gloria en mayo de 2016 en Berlín. Ocho años después, un clásico de la Euroliga se encaramaba al cajón más alto bajo su mandato.

Renovado tres años más en Moscú tras ese sonado éxito, Itoudis no deja indiferente a nadie. Con una personalidad histriónica -“me volvía loco en el banco”, recalcó Obradovic antes de la última final continental- y con dotes de mando, ha protagonizado algunos desmanes durante su carrera. En noviembre del año pasado, casi llegó a las manos con Aaron Jackson en un tiempo muerto tras una acalorada discusión y también demostró su mal perder en Vitoria en una de las ruedas de prensa más incendiarias que se recuerdan en el Buesa. Un episodio que le dejó en mal lugar en las mismísimas entrañas del club donde pudo haber desarrollado su primera experiencia como técnico al más alto nivel. Seguro que la afición azulgrana no ha olvidado aquella surrealista escena de arte dramático y le dispensa una ración de música de viento en los prolegómenos de la velada ante el CSKA.