REAL MADRID Maganto (15), Calvo (9), García (12), Kostadinov (16), Aquino (5) -quinteto inicial- López (2) Pérez (6), Herráez, Vuckevic (12), Santiago (2), Allen (11) y Pesic (4).

BASKONIA Querejeta (16), Uzabal (11), Sow (17), Macura, López (7) -quinteto inicial- Zubeldia, Montiel, Canales (2), Pereda, Ortega, Rivas y Arbosa (13).

Parciales 28-23, 29-11, 14-17 y 23-15.

Árbitros Zumardi y Berbera.

Pabellón Palacio Europa, 500 personas

vitoria - La semifinal de la Minicopa que enfrentó al Real Madrid y al Baskonia fue, en términos folclóricos, un aperitivo más que digno para el plato fuerte del día, el choque entre los mayores de los blancos y los azulgranas. Más de 500 personas se acercaron al Europa a presenciar el partido disputado entre 24 chavales de 2003 y 2004, a pesar de solo había asientos para unas 400 personas. Pocas veces, si es que ha habido alguna, una semifinal de la Minicopa había gozado de tal interés. La parte negativa estuvo en la gran masa de aficionados que se quedó a las puertas de la sala habilitada para el partido y no pudo presenciarlo.

El choque comenzó precisamente acorde a la expectación que se profesaba, con diez infantiles que parecían auténticos veteranos sobre el parqué, dado el gran acierto de cara al aro. En cinco minutos ya se habían anotado treinta puntos entre ambos, con el Baskonia aguantando el tirón madridista. No obstante, la superioridad de los madrileños, que atraparon en el partido 71 rechaces por 45 de sus rivales, acabó imponiéndose a pesar de un buen primer cuarto de los anfitriones. Joseba Querejeta destacó en este con 11 puntos y tres triples. El Real Madrid comenzó muy fuerte el segundo periodo, con un 12-0 de parcial gracias, fundamentalmente, a la gran altura de su pívot Stefan Vuckcevic. Así rompieron el partido los que actuaron de locales, que colapsaron a los anfitriones en ataque, a excepción de alguna acción individual de Querejeta, que fue de más a menos, al contrario que Pape Sow. Con el marcador de 57 a 34 llegado el descanso, el choque estaba prácticamente decidido, a pesar de las arengas de la afición baskonista. Algún destello de la perla baskonista, Pape Sow, amenizó una velada ya hace tiempo decidida, y que coronó al Real Madrid como el segundo finalista de la Minicopa, tras el triunfo del Unicaja sobre el Barcelona. Sin embargo, lo más reseñable del encuentro estuvo una vez más en el espíritu deportivo que evocaron aficionados y jugadores, que dejaron al baloncesto como protagonista.