La actuación del Baskonia anoche en Tel Aviv ha provocado una inesperada inquietud cuando apenas restan unos días para que se ponga en liza -precisamente además en el Buesa Arena- el primer título importante de la temporada. El principal motivo para ello es, desde luego, la pobre imagen mostrada por la escuadra de Zurbano durante gran parte de los minutos y el resultado lógico de ello, que fue la suma de una nueva derrota. Un tropiezo que prolonga la racha negativa del equipo en la competición continental, en la que únicamente ha ganado uno de sus últimos seis duelos.
Pero con ser desde luego inquietante este aspecto, la contienda de ayer deparó otro foco de preocupación importante para el combinado azulgrana que ha elevado el nivel de las alarmas por ser completamente inesperado. Y es que en el vestuario baskonista se ha activado la alerta sanitaria como consecuencia de dos acciones fortuitas ante el Maccabi.
Ambas tuvieron lugar en el tercer cuarto de la contienda y los damnificados fueron Ilimame Diop y Shane Larkin. Tanto el pívot como el director de juego norteamericano se lastimaron el tobillo derecho aunque, en principio, con una intensidad diferente. Al menos eso es lo que puede deducirse de su distinta evolución desde el momento en el que resultaron dañados.
El primero en dar el susto fue el de Cincinnati cuando apenas minuto y medio después de salir del vestuario tras el descanso sufrió una aparatosa torsión en su articulación al intentar penetrar hacia la canasta. De inmediato fueron evidentes sus gestos de dolor y la cojera que le impedía incluso poder caminar con normalidad. Sin embargo, el estadounidense se mantuvo sobre el parqué varios minutos antes de ser sustituido. Pese al esfuerzo y que fue la pieza clave en las remontada final vitoriana, su concurso se vio claramente mermado por el esguince sufrido y habrá que esperar la evolución de su tobillo en los próximos días antes de poder confirmar si todo se queda en un susto y padece un problema más importante.
Algo que parece ya claro en el caso de Ilimane Diop. El hispanosenegalés tropezó con varias piernas en la pelea por un rebote antes del ecuador del tercer cuarto y ni siquiera pudo volver a apoyar el pie sobre el parqué. De inmediato tuvo que retirarse a la banda y ya no volvió a jugar. A falta de un diagnóstico definitivo, todo apunta a que podría perderse varios partidos.
Y eso, cuando únicamente restan seis días para que se alce el telón de la Copa del Rey, es una pésima noticia para el Baskonia. Teniendo en cuenta que la reaparición de Shengelia está prácticamente descartada, perder a Ilimane y en el peor de los escenarios también a Larkin dejaría al cuadro vitoriano tremendamente mermado para afrontar esta gran cita. La alerta ya está activada. Ojalá se quede solo en un simulacro.
El Baskonia, que solo ha ganado dos partidos en la segunda vuelta de la Euroliga, se ha complicado la existencia hasta límites insospechados al encajar ayer su quinta derrota en los seis últimos duelos. La próxima semana visita a un rival directo como el Efes.