vitoria - Durante mucho tiempo, el Buesa Arena ha provocado sudores fríos en todos aquellos que tenían que visitarlo. El pabellón de Zurbano era una fortaleza prácticamente inexpugnable y la caldera en que la convierten habitualmente los aficionados azulgranas terminaba por abrasar a los rivales por más resistencia que tratasen de oponer. Sin embargo, en los últimos tiempos el coliseo azulgrana parece haber perdido parte de su magia. Al menos en lo que a la consecución de resultados hace referencia.

Porque la encajada ayer ante el Real Madrid supone la tercera derrota consecutiva encajada por el plantel de Sito Alonso en sus tres últimas comparecencias como local. Un balance absolutamente desconocido y que ha hecho que comiencen a encenderse algunas alarmas. Y es que es precisamente al calor de su público donde ha cocinado históricamente sus mejores logros el conjunto vitoriano.

Algo que está resultando imposible de conseguir en estos momentos y que puede acabar convirtiéndose en una peligrosa costumbre. El Estrella Roja abrió esta serie negativa en la 19ª jornada de la Euroliga llevándose el triunfo con comodidad (69-87). Unos días después ganó en el Palau pero, el pasado domingo, el Barcelona se vengó dentro de la ACB (84-92). El Real Madrid se encargó de propinar el tercer mazazo consecutivo ayer (71-79) hurgando en una herida que hay que supurar de inmediato.

Porque lo cierto es que la trayectoria reciente del equipo ofrece sombras preocupantes. Como por ejemplo las cuatro derrotas en los cinco últimos partidos disputados en Europa y el hecho de que el equipo ya solo disfruta de dos triunfos de ventaja sobre el noveno puesto. El Buesa debe volver a ser mágico.