vitoria - No fue una victoria para sacar pecho ni de las que hacen afición tras una velada áspera, de cuchillos afilados y, por momentos, soporífera. Tampoco pasará a los anales de la historia el juego de un Baskonia que volvió a moverse a base de impulsos y que fio su suerte en muchas fases del duelo simplemente a la calidad individual de sus jugadores. Necesitó muy pocos destellos el conjunto vitoriano para salir indemne de la emboscada que le tendió el Galatasaray, un equipo aspirina y, con permiso del Fenerbahce, el visitante más vulgar que ha pasado por el Buesa Arena en la Euroliga.

Habrá que aguardar a duelos más exigentes para saber si la rehabilitación azulgrana es una realidad, pero posiblemente el Baskonia no esté ahora para florituras y sí para sacar los partidos adelante con el pico y la pala en su mano. A falta de fluidez ofensiva, siempre debe salir a flote el ardor defensivo. Un equipo que se encuentra lejos del álgido estado de forma que insufló optimismo a la grada en los albores del ejercicio demostró ayer, al menos, que también puede sobrevivir en la Euroliga gracias a la aparición de su perfil más guerrillero.

Posiblemente esa actitud de no dar un balón por perdido y tirarse al suelo en busca de un rebote -Ilimane Diop encarnó ese espíritu destajista bien secundado por Tillie- sea lo único exigible por un Buesa Arena desencantado a menudo por las facilidades con las que el rival campa a sus anchas. El camino hacia los grandes éxitos siempre es la defensa y el sacrificio atrás es básico cuando adelante no salen las cosas, algo que algunas piezas a las órdenes de Sito no han interiorizado hasta ahora.

Consecuencia de ello, el Baskonia ganó ayer un encuentro con su anotación más baja de la presente Euroliga. Apenas 69 puntos le endosó al Galatasaray, que afortunadamente se vio secado por la defensa alavesa. Únicamente Pleiss y Schilb se aproximaron a sus guarismos habituales. Sito Alonso movió más que nunca el banquillo y consiguió un equipo fresco que mantuviese el tipo gracias al brillo puntual de determinados jugadores.

Voigtmann, perfectamente alimentado por sus compañeros en el poste bajo, desató las hostilidades al anotar 11 de los 13 primeros puntos azulgranas. El alemán desapareció de la escena y apareció Ilimane para dotar de intensidad a la pintura. El senegalés respondió con eficacia en los dos aros. No se arrugó atrás y su perfecta conexión con Larkin en forma de alley oops permitió al Baskonia alcanzar la máxima ventaja al inicio del segundo cuarto.

Tras el descanso, no mejoró la vistosidad del juego. Fue el momento escogido por Sito Alonso para conceder la alternativa a Bargnani. El italiano anotó nueve puntos de una tacada, aunque tampoco gozó de la continuidad necesaria para que los vitorianos vivieran un plácido epílogo. Fue, de nuevo, Beaubois quien ahorró a la postre un nuevo disgusto con dos canastas consecutivas que sepultaron las esperanzas turcas. Con poca brillantez se sostuvo esta vez en pie un Baskonia que pudo sumar una victoria balsámica que le consolida en la zona noble de la clasificación.

Sito Alonso se encargó de poner en valor la defensa realizada por sus pupilos en el primer cuarto. Y es que el Baskonia apenas consintió nueve puntos a un Galatasaray de gatillo fácil y con una pegada más que notable en los últimos encuentros.