vitoria - Por si no fueran suficientes los muchos problemas estrictamente baloncestísticos, las lesiones continúan sin dar respiro al Baskonia antes de afrontar hoy un partido propicio para su rehabilitación anímica. Cuando todo hacía indicar que Sito Alonso afrontaría esta noche al completo la visita del Galatasaray, llegan del Buesa unas malas noticias que añaden si cabe más suspense a una jornada fundamental para la recuperación de un rumbo extraviado en los últimos tiempos.
Al conocido esguince de tobillo sufrido en Moscú por Chase Budinger, se suma el percance de última hora de otro integrante del perímetro que asomaba la cabeza y veía el aro con continuidad. Rodrigue Beaubois sufrió en el entrenamiento del miércoles una distensión en el aductor que, casi con total seguridad, también le hará perderse el choque ante los turcos. Sito Alonso cifró en “un 95%” las probabilidades de que el americano y el francés no se vistan de corto, por lo que el perímetro azulgrana quedaría bajo mínimos y toda la responsabilidad recaería en el trío Larkin-Blazic-Hanga con la puntual ayuda de Luz y Sedekerskis.
Tras varias semanas de mal juego, defensas fraternales y discretos resultados, al Baskonia le ha llegado la hora de disipar dudas. El partido del domingo pasado ante el Tenerife emergía como una oportunidad propicia para reaccionar y el equipo la dejó pasar. Esta noche no puede suceder lo mismo ante otro rival teóricamente asequible y en un marco mucho más atractivo como la Euroliga. Visita el Buesa con viejos conocidos entre sus filas el renacido Galatasaray de Pleiss y Micov, dos jugadores que dejaron en su día un grato sabor de boca en Vitoria.
Los alaveses carecen de margen de error ante un rival que va de menos a más. Aunque invade la sensación de que el turco es un cuadro batible, nadie debería confiarse más de la cuenta a tenor de las dinámicas opuestas en las que están sumergidos los protagonistas del choque. Mientras el Baskonia tiene a varios jugadores tocados y su rendimiento describe una línea descendente, el Galatasaray empieza a asomar la cabeza tras un comienzo inquietante que obligó al club a reaccionar y cortar alguna cabeza dentro de la plantilla como Russ Smith.
Clasificados para la actual Euroliga como vigente campeón de la Eurocup -en la final derrotaron al Strasbourg de Beaubois-, los otomanos vienen de sumar tres victorias en las últimas cuatro jornadas. En el Abdi Ipekci se han hecho fuertes ante Olympiacos, Darussafaka y Barcelona, pero su talón de Aquiles está en los desplazamientos. Solo ha jugado tres de las nueve jornadas a domicilio y en todas ellas vio cómo el anfitrión -Maccabi (98-92), R. Madrid (90-81) y Zalgiris (87-75) le superaba con más o menos suficiencia. Por tanto, debería ser un oponente al alcance a poco que el Baskonia exhiba el nivel que se le presupone.
El problema radica en que el juego de los hombres de Sito Alonso no está inspirando demasiada confianza. Desde el triunfo ante otro cuadro turco como el Fenerbahce, la decadencia azulgrana adquiere tintes preocupantes. Los graves problemas defensivos, la ultradependencia del acierto exterior, el cansancio de piezas exhaustas por su desmedido minutaje o el decepcionante papel de Bargnani son algunos de los males que el cuerpo técnico debe solucionar a corto plazo.