Faltaban 5:11 para la conclusión del primer cuarto, el Baskonia dominaba 8-12 al Unicaja y había firmado un buen arranque de partido con fluidez en su ataque buscando la anotación a través de las penetraciones. Tras una bandeja de Shane Larkin que daba esa renta de cuatro puntos, al equipo de Sito Alonso se le apagaron las luces en el ataque. De encontrar el aro rival con facilidad a encontrarse con un muro invisible que le llevó a protagonizar un parcial 31-6 -de 12-0 sin anotación de los azulgranas- que se extendió prácticamente hasta el último minuto del segundo cuarto, cuando el conjunto vitoriano fue capaz de encadenar un triple de Akognon -el primero del equipo al decimoquinto intento- y una canasta de Blazic. Un 39-23 en el electrónico del Martín Carpena que ponía la victoria cuesta arriba.
Tras la citada canasta de Larkin, llegó el desastre. El Baskonia protagonizó unos cinco minutos finales del primer cuarto horripilantes después de haber anotado con fluidez en el principio del mismo. Dos tiros libres anotados por Kim Tillie fueron todo el bagaje ofensivo hasta el fin del período. Se abusó en el lanzamiento desde el perímetro a pesar del nulo acierto exhibido con un 0/5. Se erró también en el único tiro de dos que se intentó. Y, para colmo, se perdieron cinco balones.
El receso entre el primer acto y el segundo no sirvió para que la luz de la creatividad se encendiese de nuevo. De dos puntos en más de cinco minutos se pasó a anotar cuatro en prácticamente nueve. Mientras, la defensa tampoco era capaz de frenar el ataque de Unicaja, que poco a poco iba ensanchando las diferencias en el marcador hasta alcanzar la máxima de 21. Se consiguieron contener las pérdidas, cometiendo solo dos a lo largo de esos diez minutos después de la seis que se sufrieron anteriormente, pero el porcentaje en el tiro de dos cayó con solo dos aciertos -Diop y Larkin- en siete intentos y el lanzamiento exterior continuó siendo nulo, con otros ocho triples fallados, que se unían a los seis anteriores.
Así hasta que a 1:09 Akognon encontró el primer acierto desde el arco exterior tras quince lanzamientos, una acción que tuvo continuidad con una penetración de Blazic, lo que evitó que al descanso la sangría fuese aún mayor todavía que el 39-23 que reflejaba el marcador.
Reaccionó el Baskonia en un tercer cuarto en el que recobró el acierto, sobre todo a base de explotar unas penetraciones que fueron en todo momento su mejor recurso. Pero tocaba recuperar una desventaja enorme que era prácticamente imposible de subsanar. Sobre todo teniendo en cuenta la obsesión con un lanzamiento exterior -7/31 al final- que ofreció uno rendimientos muy bajo cuando, por el contrario, el equipo estaba sacando mucho beneficio de sus entradas hacia el aro. Un apagón que fue letal.