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Buen estreno. En su debut oficial como entrenador del Baskonia en la ACB, controló el encuentro en todo momento y administró con acierto los esfuerzos de sus discípulos. Los problemas de Tillie le llevaron a conceder más minutos al joven Sedekerskis y el joven respondió con solvencia. Le dio también minutos a Bargnani para favorecer su progresiva puesta a punto.
Lesión de Corbacho. Hasta que en el ecuador del primer cuarto el escolta balear tuvo que abandonar la pista en camilla con una grave lesión en su rodilla izquierda, el Obradoiro había logrado mantener el pulso al Baskonia. Gracias, entre otras cosas, a los dos triples logrados por un muy motivado Corbacho. Su lesión supuso un golpe demasiado duro para los gallegos.
Al ritmo de Larkin. El base estadounidense ofreció un auténtico recital hasta el descanso y dominó por completo el ritmo de la contienda. Líder en anotación, rebotes y asistencias en los dos primeros cuartos, puso las sólidas bases del triunfo vitoriano.
Todos los comienzos entrañan su dificultad y acostumbran a estar repletos de incógnitas. Más todavía si el pistoletazo de salida llega después de una preparación tan atípica como la que ha tenido que sufrir el Baskonia. Por eso, la visita al siempre combativo Fontes do Sar se presentaba como una trampa en el camino para la tropa de Sito Alonso. Sin embargo, la escuadra vitoriana la solventó con absoluta solvencia y se recetó la que, probablemente, es la mejor medicina para su estado actual, tranquilidad. La tranquilidad que le proporciona la cómoda victoria lograda frente al Obradoiro y los destellos mostrados por varios de sus integrantes. Argumentos más que suficientes para doblegar a su oponente sin necesidad de tener que exprimirse al máximo y que le permitirá continuar trabajando sin agobios en su progresiva puesta a punto.
El desenlace final de la contienda, no obstante, no se antojaba tan claro en los minutos iniciales del choque. Pese a que el Baskonia tomó la iniciativa desde el salto inicial con cuatro puntos consecutivos de Voigtmann exhibiendo la velocidad que continúa siendo una de las señas de identidad del equipo, el Rio Natura recogió el guante y mantuvo el cara a cara gracias, fundamentalmente, al acierto de Alberto Corbacho. El exazulgrana afrontaba una cita muy especial frente a su antiguo equipo y, con ganas de reivindicarse, anotó dos triples en los primeros compases del encuentro. Sin embargo, en el ecuador de este cuarto inicial, cuando el balear trataba de defender un tiro de Cooney, realizó un mal apoyo y cayó al suelo entre evidentes gestos de dolor.
Tras unos minutos tendido en el parqué tuvo que ser evacuado en camilla con una grave lesión en su rodilla izquierda y con su salida del partido se esfumaron también de manera prácticamente definitiva las opciones del Obradoiro de dar la sorpresa. A partir de ese momento el Baskonia comenzó a carburar de la mano de un eléctrico Larkin y poco a poco hizo cada vez más grande la brecha en el marcador. El base estadounidense realizó una auténtica exhibición en esta fase de la contienda, lo que le llevó a ser el líder en anotación, rebotes y asistencias al descanso. Una estadística al alcance únicamente de unos pocos privilegiados.
No estuvo solo en cualquier caso el norteamericano para castigar al conjunto gallego. Varios azulgranas más se sumaron a la causa y esa es precisamente otra de las lecturas positivas que deja la contienda. Así, por ejemplo, Bargnani dejó muestras de la calidad que atesora pese a que todavía se encuentra muy lejos de su estado de forma óptimo. Tras saltar a la pista en el epílogo del primer cuarto, el pívot italiano anotó siete puntos además de capturar cuatro rebotes en los algo más de quince minutos y medio que disputó. Sin duda un inicio esperanzador aunque todavía le quede mucho camino por recorrer.
También puso sobre la mesa argumentos para la ilusión el canterano Tadas Sedekerskis. Pese a sus apenas dieciocho años, en ningún momento ofreció sensación de bisoñez y cuajó un encuentro más que notable actuando tanto de tres como de cuatro por los problemas físicos de Tillie. Con doce puntos y cinco rebotes, dejó una tarjeta de presentación destacada en su primer curso como integrante de pleno derecho del primer equipo. Con ellos brillaron Shengelia y Voigtmann, que se encargaron de alimentar el marcador baskonista durante el segundo periodo. Pese a que la claridad de la renta provocó que en algún momento el conjunto vitoriano se desconectase un poco, lo cierto es que la victoria en ningún momento peligro.
Así fueron consumiéndose los minutos del último cuarto, en los que el Obradoiro consiguió reducir su desventaja por debajo de los veinte puntos gracias, fundamentalmente, a la sesión de maquillaje a cargo de Rosco Allen y a la decisión baskonista de no hacer más sangre de la necesaria de un adversario ya entregado. Con el pitido final se certificó la victoria del Baskonia y, lo que es más importante, la confirmación de que en la plantilla existen argumentos para mantener altas las ilusiones. Se trata únicamente del primer paso de la auténtica maratón que tendrá que recorrer el equipo en los próximos meses pero, gracias a lo conseguido ayer en Santiago de Compostela, los demás los podrá dar con mucha más tranquilidad.
Realizó un ejercicio perfecto en la dirección del equipo, al que marcó el ritmo a su antojo. En su balance personal firmó 19 puntos durante los 26 minutos que estuvo en pista.