Vitoria - Es habitual en las últimas temporadas que cada aficionado baskonista tenga que hacer sus respectivos deberes en verano. Aprenderse un puñado de nombres, la posición en la que juegan y sus cualidades baloncestísticas, de modo que no se le acumule el trabajo para septiembre. Pero este año toca meter horas extra. Porque el Baskonia se enfrenta, nada más y nada menos, a la mayor limpieza de plantilla de los últimos tiempos. Y no precisamente porque en la directiva se haya querido así. La gran temporada que acaba de completar el club vitoriano no ha pasado de largo para el resto del mundo, codiciando las piezas del club como quien mira un escaparate en rebajas. En este contexto se ha visto envuelta la entidad de Zurbano, que entre aventuras americanas, gigantes europeos y alguna exótica propuesta asiática ha visto como hasta nueve integrantes, que podrían ser diez con Hanga -más Perasovic- abandonaban la nave azulgrana tras colarse en la Final Four de Berlín y a caer en semifinales ante un superior Barcelona en Liga Endesa.

No obstante, aunque la de este verano haya sido la mayor desbandada, en el club alavés ya están curados de espanto y el proceso de reconstrucción es algo casi mecánico. Sin ir más lejos, hace exactamente un año cuatro jugadores más Ibon Navarro separaban sus caminos de Vitoria, en una temporada que había contado con nueve integrantes más que no acabaron el año como azulgranas, además del técnico Marco Crespi. Ilustres como Orlando Johnson, D.J. White, Doron Perkins o Lamont Hamilton copan esa larga y numerosa lista de jugadores efímeros y pasajeros en Vitoria. Se suplieron estas bajas con más o menos acierto, como son los de casos de Ioannis Bourousis en la parte positiva y del escolta Alberto Corbacho en la negativa. El resto es historia.

Otro mercado movido fue el de la de 2011-12, marcado por el cierre patronal de la NBA. La directiva baskonista no desaprovechó la oportunidad y pescó algunos reclamos internacionales para el Buesa Arena como Goran Dragic, Kevin Seraphin, Reggie Williams o Joey Dorsey entre otros, aunque ninguno de ellos acabaría el curso en la capital alavesa, volviendo a la liga estadounidense los que provenían de ella. Otra temporada de muchas caras nuevas fue la de 2005-06, con seis más Pedro Martínez, luego sustituido por Perasovic en los banquillos. ¿Reinvención? Constante, pero nunca tan radical ni después de una gran temporada como la que acaba de finalizar.

los que se van Los aficionados azulgranas ya asumían que iba a ser un verano de muchas despedidas, pero no por ello ha sido más fácil de llevar. Y la primera de todas ellas podría haber sido la más sangrante, además de la más sorprendente. La decisión de Perasovic de abandonar el Baskonia una vez concluida la temporada no dejó indiferente a nadie, pero sí enfureció a muchos por la viva representación del Carácter Baskonia que el técnico emanaba. El matrimonio del croata con la entidad azulgrana se antojaba más largo, pero le tentaron las mieles del Anadolu Efes y hubo que buscar sustituto para dirigir a la nueva plantilla. Katsikaris se descartó por su compromiso con la selección, Xavi Pascual no acabó de convencer (o convencerse) y finalmente llegó Sito Alonso tras un exitoso paso por el Bilbao Basket. Mente nueva para sangre nueva. Decir adiós a los jugadores tampoco fue menos doloroso. De todas las piezas cruciales sin contrato, los más optimistas esperarían retener a una o dos de ellas, pero no ha sido posible. Mike James era de los primeros en confirmar su marcha al Panathinaikos griego, y poco después se le uniría Ioannis Bourousis para desilusión de todo el sector baskonista, tras no poder consumar su sueño de jugar en la NBA. Un sueño que Darius Adams forzó al máximo y quizá por eso se quedó sin ofertas de su gusto en Europa, poniendo rumbo a China por una cantidad asequible de dólares y la posibilidad de volver a América o al viejo continente en febrero. Otros, pese a tener contrato, se desvincularon por mutuo acuerdo con el club bien por no haber encajado adecuadamente en la plantilla -Planinic, Corbacho y Roll- o para cruzar definitivamente el charco en dirección a la NBA como Bertans. Por su parte, Causeur decidió poner punto final a una etapa de cuatro años en Vitoria, mientras que el mayor de los Diop, Mamadou, ponía rumbo a Bélgica, necesitado de rol y minutos.

Pese a que las bajas apenas pueden contarse con los dedos de las manos, puede que aún no hayan sido las últimas. Los rumores que vinculan a Tornike Shengelia con el Panathinaikos no se habrán calmado del todo hasta que el ala-pívot comience la temporada con el club alavés después de haber estado también el pasado verano en el punto de mira por su elevado salario y escaso rendimiento. Algo similar ocurrirá con Adam Hanga, la única pieza fundamental del pasado Baskonia que todavía permanece en Vitoria. Pese a que la opción de un revolucionario traspaso a tres bandas con el Barcelona y el Alavés parece haberse disipado, los catalanes no se muestran muy dispuestos a que el húngaro comience la temporada en la capital alavesa. Una carnicería que no parece dispuesta a dar descanso a los despachos baskonistas.

los que llegan Al sufrir semejante retahíla de bajas en un solo verano, otro club probablemente fuera condenado a un laborioso proceso de reconstrucción. Pero este vocablo apenas se conoce en Vitoria, si no va adornado de la palabra exprés. De nuevo, la entidad presidida por Josean Querejeta ha sabido mantener la ilusión de la grada con contrataciones que han ido de menos a más. Primero llegó Johannes Voigtmann, un interior casi desconocido que se antojaba insuficiente para recoger los galones que dejaba el griego. Luego fue el turno de Sito Alonso, portador de conceptos diferentes a los de Perasovic en el banquillo. El fichaje de Rafa Luz se anunció poco después, pero tampoco respondía al perfil de primera espada del que acostumbra a gozar el Baskonia en la posición de base. Fichajes correctos, pero tampoco despampanantes. Sin embargo, la bomba llegó. El aviso lo dio Rodrigue Beaubois. Un base-escolta anotador, con buen físico y experiencia NBA ya significaba un salto de calidad para una plantilla necesitada. La gran explosión llegó con Andrea Bargnani, otrora un jugador de gran reputación en América pero venido a menos. Aun así, el italiano ha supuesto uno de los fichajes del verano en Europa y puede demostrar que aún tiene mucho recorrido en el Viejo Continente. Solo su nombre ya denota ilusión, calidad y hambre de victoria. Estos nombres unidos a los supervivientes Blazic, Tillie, Ilimane Diop y Hanga y Toko si se quedan ya garantizan competitividad en el Buesa Arena, a falta de perfeccionar la plantilla. ¿Reconstrucción? Sí. ¿Reilusión? También.