93

87

Superado. El entrenador croata no fue capaz de encontrar la tecla para que su equipo respondiera a la propuesta del Gran Canaria y, al menos, le igualara en intensidad. Durante muchos minutos el Baskonia estuvo desconectado de un partido que podía situarle directamente en semifinales. Se enzarzó demasiado en quejas por la actuación arbitral sin muchos motivos.

Referencias perdidas. Si algo ha tenido el Laboral Kutxa durante toda la temporada es que sus principales referencias han aparecido prácticamente en todos los partidos, especialmente los más importantes. Sin embargo, ayer echó de menos a varias de ellas. La principal Bourousis, que pese a acabar con buenos números en su estadística firmó una actuación muy gris durante muchos minutos. Apático en defensa y sin presencia en ataque, el equipo pagó su ausencia.

El rebote. Si en el primer partido el Baskonia dominó este importante apartado, ayer fue claramente superado por el Gran Canaria.

las palmas de gran canaria - Puede que fuera producto del diferente huso horario en el que se enmarcan las Islas Canarias o simple despiste pero lo cierto es que al Baskonia le sonó el despertador tarde en el segundo asalto de la eliminatoria de cuartos de final de la Liga ACB. Muy tarde. Demasiado para poder sentenciar la serie por la vía rápida. Como consecuencia de ese prolongado sueño en el que se encontró durante gran parte de la contienda, el combinado de Velimir Perasovic terminó cediendo a la lógica e hincando la rodilla. Un tropiezo que le condena a jugárselo todo a una carta mañana martes en el tercer y definitivo partido que se disputará en el Buesa Arena.

Un epílogo que la tropa azulgrana perfectamente podría haber evitado a poco que se hubiera despabilado cuando tocaba. No lo hizo y permitió a su oponente crecer en juego y confianza hasta alcanzar una jugosa ventaja que se convirtió en un muro imposible de derribar para los vitorianos. Lo cierto es que el comportamiento de los alaveses puede considerarse, cuando menos, una temeridad. Porque si ya de por sí el emparejamiento con el Gran Canaria entraña una notabla dificultad teniendo en cuenta la mucha calidad que hay en el vestuario amarillo, el grado de complicación se eleva exponencialmente si se pretende jugar el partido al ralentí.

Y eso fue precisamente lo que pareció dispuesto a hacer el Laboral Kutxa en la matinal de ayer. Como si quisiera economizar esfuerzos al máximo y reservar energías para posibles futuros desafíos, el equipo apenas piso el acelerador y únicamente cuando se vio completamente fuera del choque intentó recuperar el enorme terreno perdido a base de exprimir al máximo su motor. Pero no fue suficiente.

Al igual que sucedió en el primer duelo de la serie, Adams fue el encargado de abrir el marcador con una buena canasta que se antojaba el anticipo de uno de sus grandes días. El estadounidense brilló en ese cuarto inicial y, junto a él, reapareció la mejor versión de Adam Hanga. El húngaro, un auténtico multiusos que sirve para todo, llevaba varias semanas difuminado pero ayer se reencontró y fue el pilar fundamental del equipo con su notable actividad en ambas partes del campo.

Desde muy pronto quedó claro, no obstante, que se encontraba demasiado solo. En ese primer parcial solo le acompañaron Adams y Roll en la anotación -pero el base fue diluyéndose paulatinamente- y el trabajo defensivo en el rebote de todo el grupo brilló por su ausencia. Una tónica que se mantendría hasta el final y que terminaría enterrando las opciones de victoria alavesas.

En los segundos diez minutos -con Bourousis otra vez completamente fuera del partido- comenzaron a producirse los seísmos que agrietaron hasta acabar derribando la resistencia azulgrana. En el arranque, los de Aíto firmaron un 9-0 que el Baskonia a duras penas pudo recuperar gracias a unos minutos de acierto de Bertans, que firmó ocho de los diez puntos foráneos en esos instantes.

Cuando los de Perasovic parecían haber evitado el K.O. para meterse otra vez en el partido (41-37), el Herbalife lanzó su segundo directo. Así, enfiló el camino de los vestuarios con un doloroso 8-0 a su favor (favorecido por la técnica señalada al técnico croata por protestar la segunda falta de Ilimane) que llevó el marcador hasta 49-37 global.

Con doce puntos de desventaja, el inicio del tercer cuarto se antojaba clave para la suerte del Laboral Kutxa. Y efectivamente lo fue. Porque se convirtió en su sentencia. El cuadro vitoriano regresó a la pista completamente desenchufado y encajó un demoledor 7-0 que abrió la herida hasta un 56-37. Quedaba por delante una auténtica misión imposible.

Fue entonces cuando por fin sonó el despertador del conjunto azulgrana, que devolvió el golpe de inmediato con otro contundente 0-13 que parecía mantenerle con vida. Sin embargo cuando uno le da alas a un adversario cualificado y, además, no está cerca de sus mejores prestaciones el desenlace suele ser inevitable. Pese a que Bourousis reapareció para tirar del carro -a base de triples y asistencias, no tanto en la zona- y un espectacular 10/16 en lanzamientos de tres tras el descanso, los errores y las pérdidas volvían a escena cada vez que el equipo recortaba distancias. Un guión que se mantuvo hasta el final para certificar el triunfo de un Gran Canaria que supo aprovechar las muchas concesiones baskonistas. Demasiadas.

Recuperó su mejor versión de la temporada y volvió a ser el multiusos con aportación fundamental en todos los aspectos del juego. Todo ello, pese a sufrir una migraña que le obligó a descansar en el último cuarto.