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Ideas claras. Pese a haber levantado el pie del acelerador a nivel defensivo en los últimos partidos, el Baskonia comparece en Berlín en un momento inmejorable en cuanto a juego y resultados. El croata dio minutos a Blazic para que cogiera ritmo, volvió a explotar la fórmula de los bases y apenas confió un día más en Corbacho, cuyo protagonismo en Berlín tiene visos de ser inexistente.
Ritmo azulgrana. Sin necesidad de grandes alardes defensivos, el Baskonia se sintió muy cómodo y en su salsa en una matinal donde siempre llevó la iniciativa en el marcador.
Instinto asesino. Aceptar el intercambio de canastas con este Laboral Kutxa es casi siempre un suicidio. A falta de dureza atrás, emergió a borbotones un día más el colmillo afilado de Adams, Bertans y Hanga para sumar otro plácido triunfo.
Lesión de Shermadini. Nadie entiende que el georgiano, campeón de la Euroliga con el Olympiacos, juegue hoy en día en Andorra. Fue indefendible para los tres ‘cincos’ de ‘Peras’, pero un golpe en la rodilla le dejó fuera en un tramo crítico.
andorra la vella - Va tan sobrado a menudo el Baskonia en la ACB que necesita realizar el trabajo justo y le basta con apelar a la inagotable munición de sus dinamitadores para materializar sus objetivos. Sin necesidad de endurecerse o bajar al barro como en las noches de cuchillos afilados pero sostenido en todo momento por el instinto asesino de sus excelsos cañoneros, el conjunto vitoriano certificó matemáticamente en Andorra la cuarta posición de la fase regular y contará con la ventaja de campo en el primer cruce del play off por el título ante el Gran Canaria. Se repitió en el Principado el guión de los últimos encuentros a nivel doméstico y la mortífera pegada adelante desembocó en un nuevo éxito prácticamente por pura inercia.
Nadie mejor que los propios jugadores intuyen el momento ideal para dosificarse. Desde la consecución del pasaporte para la Final Four, el Baskonia ha levantado bastante el pie del acelerador a la hora de estrangular a sus rivales. A cambio, está emergiendo a borbotones la efervescencia anotadora de una plantilla tremendamente vertical. Diseñada para salir al galope, jugar en campo abierto y, sobre todo, no especular, fluye en los esquemas de Perasovic la mentalidad de un velocista que oponentes de medio pelo son incapaces de contrarrestar.
No demandaban grandes alardes los últimos trámites que le ha deparado el calendario antes de afrontar el desafío de convertirse en monarca continental en Berlín y así lo ha entendido un Baskonia economizador de esfuerzos y también un devorador inclemente cada vez que detecta una presa de plastilina. Gobernador del tempo de la matinal a su antojo y consumado especialista a la hora de tirar de pólvora para reducir al Andorra, siempre halló soluciones de peso que le permitieron salir airoso de una pista escasamente agresiva. Como dato que ilustra la voracidad azulgrana, el Laboral Kutxa se quedó a las puertas de alcanzar la centena de puntos por cuarta jornada consecutiva. Algo que deja bien a las claras la munición de un grupo otra vez contemporizador y condescendiente en labores de contención.
pesadilla shermadini Hasta estos desvanecimientos y su, por momentos, clamorosa falta de intensidad quedaron en un segundo plano en otra jornada donde confirmó su gatillo fácil. El atracón en transición y la precisión desde la larga distancia motivaron que el Andorra remara siempre a contracorriente y no viera una rendija por la que voltear el marcador. Cada acercamiento local fue reducido a triple limpio o a golpe de talento. Shermadini, indescifrable para los tres cincos de Perasovic, ejerció como martillo pilón durante toda la matinal hasta que un golpe en la rodilla le dejó fuera de combate en un momento crítico. Huérfano de su boya interior en los dos minutos finales, el Andorra fio sin éxito su suerte a los lanzamientos triples. Si el gigante georgiano justificó su etiqueta de reclamo para un club de miras ambiciosas, la respuesta del Baskonia fue si cabe más concluyente.
Gracias al colmillo afilado de Adams o Bertans, la exuberancia física de Hanga -autor de cinco puntos consecutivos en el epílogo que sepultaron las últimas esperanzas locales-, o la visión panorámica de Bourousis, que impartió la enésima lección a la hora de asistir a sus compañeros desde el poste bajo, el Laboral Kutxa quemó con solvencia una nueva etapa liguera. La Final Four se abre paso a partir de este instante para un grupo que comparece en Berlín en un dulce estado de forma y con sensaciones difícilmente mejorables. Para hollar la cima del Fenerbahce, en cambio, deberá endurecerse si pretende forjar otro imposible en la Euroliga.
El cuadro alavés volvió a ganar por aplastamiento a un Andorra de trazos interesantes y con una propuesta atrevida pero también incapaz de tender trampas atrás. Peñarroya recurrió en el último tramo y a la desesperada a una zona 2-3 que no hizo sino dinamitar las remotas opciones de su equipo. Pudo costarle caro al maratoniano azulgrana el hecho de sentirse ganador antes de tiempo (79-90), pero un palmeo y un triple de Hanga ahorraron cualquier conato de incertidumbre. A partir de este viernes, la exigencia se eleva hasta unas cotas insospechadas en el Mercedes-Benz Arena.
Otra superlativa demostración de sus cualidades atléticas. Llega pletórico a Berlín convertido en el faro del perímetro. Enterró las ilusiones del Andorra con cinco puntos determinantes.