Barcelona - Hace apenas unos días, Diego Simeone dejó una nueva perla de su particular filosofía cholista al asegurar que las guerras no siempre las ganan quienes disponen de más soldados sino quienes mejor los manejan. El Laboral Kutxa ha ofrecido sobradas muestras a lo largo de esta temporada de compartir plenamente este ideario y, de hecho, se ha convertido en un consumado especialista en alzarse con triunfos en teórica inferioridad. Sin embargo, hay ocasiones en las que incluso conjuntos tan aguerridos como este Baskonia son incapaces de plantar batalla. Sin soldados, resulta imposible manejarlos.

En esa tesitura se encontró en la tarde de ayer el cuadro de Velimir Perasovic en el Palau Blaugrana. Si ya de entrada las ausencias de Causeur, Blazic y Shengelia le hacían acudir a la cita muy mermado, el nuevo contratiempo sufrido por Hanga cuando apenas se habían disputado los seis primeros minutos del partido supuso el definitivo golpe de gracia para sus aspiraciones. Plantar cara con un mínimo de opciones en la contienda ante un rival como el Barcelona con un fondo de armario prácticamente interminable se convirtió en misión imposible.

El alero húngaro reaparecía tras recuperarse de la dolencia muscular que le mantenía en el dique seco desde el primer choque de la eliminatoria de cuartos de final de la Euroliga ante el Panathinaikos y, aparentemente, había dejado atrás todas las molestias. Así, se empleó con su habitual intensidad durante los compases iniciales del encuentro. Sin embargo, en un contragolpe culminado con una entrada a canasta obstaculizada por varios rivales, el magiar realizó un instintivo gesto de dolor y rápidamente se llevó la mano a su costado derecho.

De inmediato solicitó el cambio y ya no volvió a saltar a la pista en todo el duelo. El propio protagonista explicó que el origen de su problema era un golpe recibido en esa acción que le provocaba un dolor intenso que le impedía jugar. En principio, eso debería ser una buena señal porque implicaría que no existe una rotura muscular que podría poner en peligro su presencia en la Final Four de Berlín. Ahora bien, no será hasta que se someta a las pertinentes pruebas cuando se conozca un diagnóstico exacto.