Vitoria - La versatilidad es un don del que carecen hoy en día muchas plantillas, más si no han sido confeccionadas a golpe de talonario y no pertenecen a la aristocracia continental. Los técnicos siempre agradecen la posibilidad de que algunos jugadores en sus manos puedan amoldarse a diferentes posiciones. Ya sea para aumentar la batería de recursos, dificultar el scouting a los técnicos rivales o, como sucede en este instante con el Baskonia, suplir una epidemia de lesiones en una zona concreta de la cancha, siempre constituye un lujo el hecho de disponer del clásico hombre todoterreno que sirva para todo. Afortunadamente para Perasovic, en el vestuario del Buesa Arena habita este prototipo de baloncestista.
Pese a que las desgracias se han cebado con saña en una cuerda exterior bajo mínimos, el técnico croata está pudiendo sobrevivir gracias a la polivalencia de gran parte de sus piezas. A ello se agarra en este tramo de máxima dificultad en el que le ha mirado un tuerto a un conjunto al que ya es imposible extraerle más jugo. Aunque Blazic, Hanga, Causeur y Shengelia se encuentran fuera de combate, el Baskonia puede permitirse todavía el lujo de presentar algún quinteto de cierto pedigrí. Eso sí, la situación es casi dramática para un colectivo que necesita recuperar cuanto antes efectivos para afrontar el desafío de la Final Four de Berlín.
La baja de larga duración de Causeur obligó a Perasovic a reciclar durante muchos minutos a Hanga como dos. Sin embargo, después de que el volador húngaro cayera en el asalto inaugural del cruce de cuartos de la Euroliga ante el Panathinaikos, la responsabilidad del perímetro ha recaído en James, Blazic y Bertans con Corbacho en un segundo plano. El estadounidense ha evidenciado su enorme potencial como improvisado escolta. De hecho, siempre ha destacado más en Vitoria por su enorme caudal ofensivo y su explosividad física que por su habilidad para controlar el tempo de los encuentros y hacer mejores a los compañeros al frente del timón, si bien está realizando progresos en esta faceta en los últimos tiempos.
En el caso de Bertans, ha retornado a su hábitat natural del tres tirador que tantos estragos causa en los rivales. Tras el infierno de diez largos meses alejado de las canchas producto de la segunda rotura del cruzado de su rodilla, el letón ya ha cogido la velocidad de crucero en el puesto donde marca la diferencia. No en vano, sufre menos en defensa que como falso cuatro y siempre está en clara ventaja sobre sus pares cuando arma el brazo para lanzar sus proyectiles exteriores.
Ahora que Blazic también ha pasado a la enfermería tras dañarse el tobillo derecho en Fuenlabrada, la versatilidad de James y Bertans se antoja clave para configurar una línea exterior ya sin excesivas alternativas. Ambos elevarán más si cabe su protagonismo en los próximos duelos, escoltados por un Corbacho que también está respondiendo a la confianza del preparador azulgrana cuando goza de cierta continuidad.