Vitoria - Jaka Blazic es uno de los jugadores que más hondo está calando en la afición azulgrana, entregada por completo al sacrificio y amor propio de un escolta que se deja la piel en cada partido. El esloveno es un cancerbero defensivo de primer nivel que brinda grandes dosis de carácter al equipo cada vez que aparece en cancha y con su ambicioso discurso también deja entrever que es alguien hecho de una pasta especial para insuflar optimismo al entorno. Ya más en frío, técnicos y plantilla comienzan a digerir el monumental éxito que supone para el Laboral Kutxa haber vuelto ocho años después a una Final Four cuando el inquilino del Buesa Arena no entraba en ningún pronóstico previo. “Nada es imposible para nosotros. Lo hemos demostrado haciendo grandes partidos contra equipos que eran mejores que nosotros sobre el papel. Creímos en nosotros mismos desde el principio. No esperaba que fuera así, pero hemos dado lo mejor de nosotros y lo hemos conseguido. Tal vez sea la única vez que dispute la Final Four en mi vida. Creo que todavía tengo que procesar todo esto, aunque es un sentimiento increíble. El entrenador sabe llevarnos a la posición adecuada. Lo aceptamos y hemos logrado una armonía con la que espero que alcancemos incluso más cosas durante esta temporada”, revela Blazic, cuyo protagonismo ha subido como la espuma en los últimos tiempos en la cuerda exterior tras las lesiones de Causeur y Hanga. - DNA
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