vitoria - Primer match ball para hacer realidad el sueño de Berlín. Si puede darse cuanto antes la puntilla a un Panathinaikos sin margen de error, mucho mejor para ahorrar esfuerzos. Esa es la firme convicción con que viajó ayer la expedición del Baskonia a Atenas, donde esta noche espera finiquitar por la vía rápida una serie en franquía tras las dos primeras victorias rubricadas en el Buesa.
Con más temor al infernal ambiente que le aguarda en las gradas del OAKA -todas las entradas para el tercer asalto se vendieron la semana pasada- o a los encargados de impartir justicia -el director de arbitraje ha colocado como árbitral principal al polémico italiano Luigi Lamonica, secundado por Ilija Belosevic y Oleg Latisevs- que al propio potencial de un Panathinaikos cuya impotencia ha sido manifiesta para discutir la superioridad azulgrana, el conjunto vitoriano espera dar por fin un golpe de autoridad a domicilio y romper su mala racha. Y es que su última victoria lejos de la pista de Zurbano data del pasado 13 de febrero ante el Obradoiro. Desde entonces, no ha podido trasladar a los desplazamientos la solidez que exhibe al amparo de su público y contabiliza seis derrotas consecutivas.
Antes de encarar el enorme desafío de silenciar a las más de 20.000 gargantas que poblarán hoy uno de los grandes santuarios continentales, no es oro todo lo que reluce alrededor del estado físico de los lesionados. Hanga y Causeur integraron ayer la expedición rumbo a la capital alavesa, pero Perasovic confirmó antes del entrenamiento vespertino que ninguno de los dos será de la partida para medirse al Panathinaikos. Un pequeño jarro de agua fría que, a priori, tiñe de sombras la posibilidad de sellar hoy mismo el billete para la magna cita teutona.
pobre respuesta griega Ante la precariedad de una cuerda exterior cogida con alfileres, su concurso se antoja vital para que la famélica rotación azulgrana pudiese disponer de algún efectivo más. Sin embargo, el técnico croata se mostró tajante cuando fue cuestionado sobre su posible reaparición. En la épica victoria del viernes apenas contribuyeron seis jugadores -Ilimane, Corbacho o Planinic apenas entraron en los planes del preparador croata- y hoy, por tanto, tocará nuevamente hacer más con menos. Con la salvedad de que en Atenas la misión será mucho más compleja por los condicionantes que rodean a un choque de alto voltaje.
Baloncestísticamente hablando, el Panathinaikos ha evidenciado hasta ahora unos argumentos muy pobres pese a disponer de una plantilla mucho más larga que los vitorianos. En los primeros 85 minutos de la serie, apenas Raduljica y Diamantidis han dejado pinceladas de calidad en un equipo que inspira mucho menos temor del esperado antes de fraguarse el emparejamiento. Sostenido por su casta, su dureza mental y su corazón, tan solo una debacle de dimensiones mayúsculas puede privar de la merecida gloria a un grupo de guerreros perfectamente dirigidos desde el banquillo. Eso sí, cualquier atisbo de relajación será mortal de necesidad, pero el Laboral Kutxa ha demostrado en infinidad de ocasiones que la única receta para conseguir éxitos reside en mantener la humildad.
Pese a los obstáculos que le esperan, el combinado vitoriano sueña con vivir mañana -por hoy- otra noche mágica que le permita colarse por quinta vez en su historia entre los cuatro elegidos para izar el máximo título continental. Tras solventar las dos primeras entregas de la serie, el 19 de abril de 2016 podría pasar a engrosar como otra de las fechas marcadas en rojo en la historia de un club que está consiguiendo dejar atrás una de las épocas más difíciles de su historia. Con una plantilla más modesta que las de antaño pero gracias a valores como el trabajo colectivo, el carácter o el corazón, el Baskonia acaricia un éxito grandioso. Solo resta dar la puntilla a un Panathinaikos menos fiero de lo que muchos creían.