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Descansos que se agradecen. Fue una matinal propicia para que el técnico croata dosificara los minutos de varios integrantes de la espina dorsal con mucha fatiga a sus espaldas, especialmente Hanga y Bourousis. Hombres de la segunda línea como Corbacho o Ilimane aprovecharon su oportunidad ante un inofensivo rival maño que dio todas las facilidades del mundo.

Voraz segundo cuarto. Tras un comienzo nivelado, el Baskonia hizo añicos la famélica oposición maña gracias a sus célebres transiciones y su eficacia desde la larga distancia.

Días de reivindicaciones. En un partido de guante blanco, Adams recuperó su mejor versión al frente del timón, Bertans paseó su buena visión de juego y Corbacho destapó por fin su vena triplista merced a la confianza de Perasovic.

La zona visitante. El CAI confirmó en el Buesa Arena las razones de su mala temporada. Su técnico planteó una apuesta temeraria durante excesivos minutos que no hizo sino favorecer los tiros completamente liberados de los locales.

vitoria - Atracón de confianza y baño de autoestima antes de la tempestad de unos cuartos de final de la Euroliga que auguran fuertes emociones y, obviamente, una exigencia sensiblemente mayor. Mucho tiempo después, emergió un Baskonia autoritario, contundente y eficaz desde la larga distancia en una matinal de guante blanco. Reapareció el azote de un modesto entregado desde el salto inicial y sin ganas de colocarse los guantes de boxeo. Nada mejor que un incontestable festín a nivel doméstico como preludio a las ásperas batallas ante el Panathinaikos. Con urgencias incuestionables tras haberse dejado llevar de forma preocupante en el último mes de competición, el Baskonia recompuso su figura con una convincente victoria que mantiene a raya al Gran Canaria en pos de la cuarta posición de la fase regular.

No le duró prácticamente ni un suspiro un fantasmagórico CAI a un hambriento anfitrión, deseoso de recuperar el pulso y frenar la sangría de derrotas en la ACB. Entre el ansia de reivindicación azulgrana y la famélica oposición maña, emergió una jornada soñada para que Perasovic dosificara esfuerzos entre los hombres más saturados de minutos (Hanga y Bourousis) y elementos de la segunda fila adquiriesen de una vez por todas una buena ración de protagonismo. Entre estos últimos por fin enseñó las uñas Corbacho, cuya etiqueta de tirador compulsivo quedó por primera vez al descubierto ante la algarabía de una grada expectante por asistir a un concierto triplista como los que el balear protagonizaba en sus mejores días en Santiago de Compostela.

festín ante una zona Necesitaba el Laboral Kutxa reencontrarse con las buenas sensaciones y le tendió una alfombra roja un histórico de la ACB en horas bajas para materializar su objetivo. Fue el maño un visitante manso, desdibujado y cadavérico que purgó la temeraria estrategia de su entrenador en el Buesa Arena. Pese a los incesantes misiles locales, Casadevall plantó a sus pupilos durante excesivos minutos en una zona 2-3 que favoreció el colmillo afilado de Adams, Bertans o Corbacho. Los tiradores de Perasovic, completamente solos y sin un brazo encima que incomodara sus plácidas suspensiones, hicieron sangre con un CAI que justificó su precario estado clasificatorio.

Más allá de las facilidades encontradas, la formación alavesa recuperó los saludables hábitos que le han permitido tutear esta temporada a todos los transatlánticos de la canasta. Tras un primer cuarto de ficticio equilibrio, se desató la tormenta gracias a la precisión exterior, las oleadas en transición o la hegemonía interior de Bourousis, un espectador de lujo durante casi toda la segunda mitad. Capeó el temporal como pudo un CAI cuyas esperanzas se desvanecieron ante la tempranera segunda falta de Norel, superior a un gélido Planinic en los albores de la confrontación.

Un parcial de 14-2 al inicio del segundo acto reventó una matinal redentora que sirvió, entre otras cosas, para que un certero Adams se reencontrara con su mejor versión al frente del timón, Corbacho destapara su utilidad en partidos ante rivales de nivel medio-bajo o Bertans acreditara su buena visión de juego desde el poste alto. En el lado negativo de la balanza, hubo que ubicar esta vez a un acelerado Blazic -se cargó de faltas en un visto y no visto- y Tillie, muy disperso y autor de errores de bulto que en otras circunstancias habrían resultado mortal de necesidad. Poco importó tampoco la acumulación de faltas de Blazic y del letón ante el diente afilado de un anfitrión desatado que se gustó y se disparó hasta el centenar de puntos con una facilidad pasmosa.

Por lo demás, no se vio exigido en ningún instante un Baskonia obligado a dar un golpe de autoridad antes de encarar el desafío más atractivo de los últimos años. Se redimió de sus pecados con una actuación completa que deberá ser corroborada a partir del miércoles ante un adversario tan opulento como el Panathinaikos. Con todo, la mejor noticia es que Perasovic pudo oxigenar a un colectivo con síntomas de fatiga física y mental. El Buesa Arena registró ayer un aspecto desangelado, pero ante los griegos será una olla a presión para intentar allanar el camino de los guerreros azulgranas hacia Berlín.

Tras un puñado de partidos para el olvido, recuperó su mejor versión. Halló un buen equilibrio entre su instinto depredador ante el aro rival y la conexión con los compañeros.