vitoria - Ha sido caer Bourousis y comenzar a abrirse las grietas en el entramado de un Baskonia que se había abonado durante gran parte de esta temporada a los milagros del gigante nacido en Karditsa. En cuanto su alma espiritual ha comenzado a perder empuje en lo físico, han aflorado los problemas para un Perasovic que no atesora un juego interior lo suficientemente amplio ni de calidad como para no sentir la ausencia del griego, inédito en la jornada de ayer y castigado por su entrenador con una buena ración de banquillo. Antes o después, debía humanizarse un poste que ha guiado al Laboral Kutxa hacia unas cotas impensables tanto en la ACB como la Euroliga.

Era prácticamente inevitable, y más a su edad, que desfalleciera en algún instante un interior que por sí solo se ha encargado de sostener una pintura bastante liviana y justita debido a la ternura e inexperiencia de Ilimane Diop y, sobre todo, la escasa pujanza de Planinic, un fichaje predestinado a aportar dureza y del que tan solo cabe destacar su notable tercer cuarto en la última refriega continental celebrada en Moscú. El recital de exhibiciones firmadas por Bourousis, acaparador de numerosas distinciones individuales durante estos últimos meses en los que ha parecido un jugador de otro planeta, ha enmascarado muchas jornadas oscuras en la que no era oro todo lo que relucía.

Ahora que la carga de minutos empieza a pesar y resulta cada vez más difícil de soportar la presión de erigirse sistemáticamente en el bombero del equipo, es cuando los rivales han encontrado el punto de vulnerabilidad a un Baskonia que necesita bajar al barro y dar más del cien por cien en cada encuentro con el fin de no sufrir afrentas como la de ayer ante el Unicaja.

Por si ello fuera poco, la sombra de Shengelia comienza a ser cada vez más alargada en un juego interior que también malvive por la escasa pegada de un decepcionante Tillie -el francés sigue cotizando a la baja- y los terribles problemas de adaptación de Bertans al puesto de cuatro, donde padece lo que no está en los escritos en defensa ante pares extremadamente físicos.

Lo cierto es que Bourousis se convirtió en un expediente X ante el Unicaja. Apenas 17 minutos permaneció en pista el jugador franquicia del Baskonia, que realizó la actuación más desangelada que se recuerda en mucho tiempo. Por primera vez, el heleno fue un factor irrelevante adelante y atrás. Ni siquiera anotó tras desperdiciar sus dos tiros de campo.

Como solitarios datos positivos, su estadística incluyó cuatro rebotes, dos asistencias y tres faltas recibidas. Sin embargo, pasó completamente desapercibido en el juego y no fue ese permanente foco de soluciones que ha desatascado los ataques pastosos. Esta vez no hubo noticias de su excelsa visión de juego ni tampoco generó la suficiente confianza al equipo, arrastrado hacia la confusión por las individualistas determinaciones de Adams y James.

El heleno se precipitó incluso más de la cuenta en algún tiro exterior y reincidió en esa fragilidad defensiva que tantos puntos le está costando últimamente al Baskonia en las inmediaciones de los tableros. También se le vio enfadado con el mundo y fuera de sus casillas. Tan ausente le vio Perasovic que, tras apostar de nuevo por él al comienzo del tercer cuarto, rápidamente le sustituyó en favor de dos cuatros abiertos como Tillie y Bertans, una combinación que rara vez ha puesto en liza. Para amoldarse a la decisión de Plaza de jugar con Thomas y Suárez, Perasovic entendió que la presencia de Bourousis carecía de sentido.