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Intentos estériles. Se jugó la baza de los dos bases en la primera mitad para solucionar la escasa mordiente del equipo, también plantó a sus pupilos en una zona 2-3 y recurrió a Planinic al inicio del tercer cuarto. Sin embargo, casi nada funcionó ante el poderío de Nando de Colo, el hombre que marcó la diferencia pese al aliento en la nuca de Blazic. Pese a todo, las opciones siguen intactas.

moscú - Ni el liderato ni tampoco un premio menor como el average. El Baskonia regresa hoy de Moscú con las manos vacías pese a sus ímprobos esfuerzos por evitar lo inevitable. Tardó demasiado tiempo el cuadro alavés en ser fiel a sí mismo y perderle el respeto al grupo más opulento de la Euroliga. Apenas vio el aro en una errática primera mitad -resuelta con tan solo 26 puntos en su casillero- y tampoco encontró un resquicio de debilidad en el gigante ruso cuando el duelo derivó en un intercambio de canastas tras el descanso. No sirvió el cloroformo al inicio ni el vértigo al final. Para cuando decidió mirarle a los ojos de un CSKA con el freno de mano puesto, ya era demasiado tarde. Con algo más de convicción y fe en sus posibilidades, no lo habría tenido tan sencillo un anfitrión con tintes altaneros y sostenido por la magia de su estelar perímetro.

Emergió un rayo de esperanza en el epílogo para obrar el milagro, pero los vitorianos fueron ajusticiados entonces por un sobrenatural De Colo, una máquina infalible a la que no le tembló el pulso con varias canastas ciertamente asombrosas. El instinto asesino del galo enterró la utópica aspiración de profanar el Megasport Arena, donde el Laboral Kutxa confirmó la pérdida de su célebre mordiente defensiva detectada en Sevilla y Perasovic malvivió por la pobre respuesta de sus primeros espada. No apareció ni de lejos el Bourousis de las grandes solemnidades en ningún aro y Causeur pasó un día más desapercibido en otro encuentro de cuchillos afilados. A ello se suma el escaso vuelo de los dos cuatros, una posición donde la sombra de Shengelia empieza a ser cada vez más alargada. El consuelo fueron los grandes minutos de Planinic, la carta que se jugó Perasovic en el tercer cuarto para rescatar del barro a un visitante demasiado apocado y espeso.

Tal y como sucedió en el San Pablo hispalense, la excelente respuesta de Hanga resultó una jornada más estéril. El purasangre húngaro estuvo solo ante el peligro. Demasiadas deserciones a su alrededor como para tumbar al CSKA, que encontró la felicidad completa gracias a un providencial triple del siempre imprevisible Teodosic. El misil del serbio, que rebotó en el tablero antes de colarse en la red, dejó si cabe un poso de mayor amargura. Tampoco debe maldecirse, eso sí, un desenlace previsible viendo las armas de unos y otros. El billete para el Top 8 -y puede que la ventaja de campo- deberá reservarse en el Buesa Arena ante Barcelona y Real Madrid. El coliseo de Zurbano tendrá que rugir como nunca para que el incansable trabajo de una temporada magnífica no se marche por el sumidero.

El Baskonia se estrelló contra la lógica de un rival superior que tampoco necesitó destapar el tarro de las esencias a la hora plasmar su superioridad. Se salvó el coloso moscovita gracias a los fogonazos de sus estrellas, pero de imbatible tiene más bien poco ante sus débiles hechuras defensivas. No pisó a fondo el acelerador y durante muchos minutos jugó al tran tran, aunque el CSKA manejó el partido a su antojo y sin que la tropa alavesa hallara una rendija por la que ponerle en aprietos. Tres tiros libres de Bourousis estrecharon el marcador hasta un prometedor 76-69. Ese halo de incerdidumbre se vio disipado de un plumazo por un genio llamado De Colo. Siete puntos consecutivos del galo, un prodigio de elegancia pese al aliento en la nuca del abrasivo Blazic, sepultaron las ilusiones. Interiorizado que la victoria era imposible, quedaba en juego el mal menor del average. Pues bien, el CSKA no dejó ni las migajas con Teodosic como verdugo.

La puesta en escena azulgrana invitó al optimismo (10-14), pero pronto se topó el Laboral Kutxa con la cruda realidad de un CSKA granítico que, sin hacer nada del otro mundo, se disparó en el marcador con un leve empujón arbitral incluído. Fue en los albores un combate atípico entre dos conjuntos eminentemente anotadores que esta vez sufrieron a la hora de encontrar el camino hacia el aro. Especialmente espesa y huérfana de clarividencia se mostró la formación vitoriana, cuya desventaja en centímetros y músculo -sobre todo en la cuerda exterior- quedó patente en el Megasport Arena. A falta de los puntos de los principales bastiones de Itoudis, surgió un secundario como Higgins para mantener a raya a los visitantes. Siempre a remolque, el Baskonia terminó por asumir resignado que ayer no era el día para la hazaña. Eso sí, conservó intacto su orgullo tras un despertar insuficiente.

Ni el cloroformo ni el vértigo. El CSKA fue superior de principio a fin y manejó el encuentro con suficiencia. En una primera mitad de perfil árido vivió básicamente de los errores azulgranas y en el intercambio de golpes tras el descanso agradeció la inspiración de Nando de Colo.

Demasiado respeto. Faltó algo de convicción y fe para poner en aprietos a un anfitrión opulento pero vulnerable que no necesitó destapar el tarro de las esencias para asegurarse el liderato.

Deserciones preocupantes. No apareció el Bourousis de las grandes solemnidades, Causeur estuvo empequeñecido y la escasa pegada de los ‘cuatros’ hace que la sombra de Shengelia comience a ser demasiado alargada.

Volvió a sacar lo mejor de sí mismo para mantener al Baskonia en la pelea. De poco sirvieron, a la postre, sus triples, sus robos o sus rebotes. Un gladiador que estuvo demasiado solo.