vitoria - Vive en la actualidad una época de vacas flacas el Olympiacos, abandonado por la gran estrella que ha hecho viable el billete para la final de la Euroliga durante tres de las últimas cuatro ediciones. Sin el olfato anotador de Spanoulis, que comienza a sentir el paso de los años pese a mantener intacta su calidad, las débiles costuras del gigante griego están saliendo a relucir en este Top 16. Su momentánea crítica situación parecía impensable cuando logró arrancar una victoria de oro (76-82) del Buesa Arena en la segunda jornada. Desde entonces, el conjunto afincado en el barrio ateniense de El Pireo ha entrado en barrena con una única victoria ante el Khimki en los seis últimos encuentros. Pues bien, gran parte de que su castillo de naipes se esté desmoronando estriba en el mal momento de juego que atraviesa el base-escolta de Larissa, autor esta temporada de los peores registros anotadores y los porcentajes más discretos en sus diez años de reinado en la Euroliga.
Aunque le sobra el talento para salir del bache, los números de Spanoulis revelan que a sus 33 años está perdiendo algo de esa merecida aureola de depredador que se ha cobrado infinidad de víctimas en el pasado. De hecho, promedia tan solo este curso 10,3 puntos en sus catorce apariciones. A ello se suma que el acierto ante el aro rival está siendo pírrico (40% en tiros de dos con 30 canastas de 75 intentos y un sonrojante 22,5% en triples con 16 de 71). Bien hará, en cualquier caso, Perasovic en poner las pilas a sus sólidos cancerberos defensivos del perímetro con el fin de no despertar a la bestia de cara al duelo del viernes.