VITORIA - Instalado en una nube por méritos propios, eufórico por atravesar el estado más dulce que se recuerda en los últimos tiempos y en boca de todo el mundo en Europa tras tumbar de manera consecutiva a tres gigantes de la canasta como el CSKA, el Barcelona y el Real Madrid, al Baskonia se le presenta esta tarde otro reto mayúsculo para seguir engordando su ya de por sí elevada autoestima. La motivación debe ser máxima para tratar de infligir la primera derrota liguera de la temporada al invicto Valencia Basket. Es el siguiente reto que aparece en el horizonte de un equipo vitoriano que hoy se reencuentra con uno de sus iconos de las últimas temporadas. La vuelta de Fernando San Emeterio al Buesa Arena, su hogar durante siete años, añade picante a un duelo de altos vuelos entre las dos alternativas al poder establecido. Todas las miradas estarán depositadas, sin duda, en el exterior cántabro, héroe de la tercera ACB del Baskonia.
A tenor de su excelente trayectoria desde que se abriera el actual curso baloncestístico, tanto vitorianos como levantinos parecen más decididos que nunca a quebrar la tradicional tiranía del Real Madrid y Barcelona, conscientes ya de que eso de pasearse a nivel doméstico se ha acabado y pueden verse derrocados si no suben de forma exponencial el nivel de su discreto baloncesto. La rebelión de ambos conjuntos únicamente se explica desde un baloncesto sincronizado, coral y rebosante de intensidad. Dirigidos desde el banco por dos magníficos estrategas que les han inoculado un sello ganador, unos y otros tienen claro cuál es el camino hacia la victoria.
Y es que difícilmente se puede ver hoy en día un partido con más alicientes en la ACB. La expectación es máxima en un Buesa Arena que ansía ver cómo el Laboral Kutxa consigue lo que nadie ha podido hacer a lo largo de dieciocho jornadas. Esto es, hincar el diente a un sobrio y pétreo Valencia, una máquina de competir que, casualidades del destino, cabalga con máxima suficiencia a nivel doméstico pero está asomado al precipicio en la Eurocup. De poco podría servirle en el futuro aquella extraordinaria racha de 28 triunfos consecutivos, una hazaña casi sin precedentes en el baloncesto europeo, si sigue perdiendo fuelle. Sus únicas tres derrotas oficiales -dos de ellas ante su bestia negra del Limoges y la acaecida esta semana en Salónica ante el PAOK- se han producido en la segunda máxima competición, donde los taronjas ya no dependen de sí mismos y necesitan un milagro.
desequilibrio numérico Un fin de semana más, el Laboral Kutxa se verá en la tesitura de sortear el cansancio derivado de su épico esfuerzo para tumbar el viernes al Real Madrid. El aliento de su sexto jugador será, por tanto, vital para reducir a un rival con una rotación amplísima y puestos hasta por triplicado. Con el fin de minimizar la clara desventaja numérica -además del lesionado Shengelia, Bertans tampoco ha sido dado de alta para esta jornada-, es factible que Perasovic devuelva al primer plano a Corbacho y Planinic. El balear y el croata ya son prácticamente figuras decorativas en un grupo que funciona como un reloj suizo y en el que cada integrante se conoce al dedillo su rol.
El Valencia ha conformado un proyecto de lo más solvente y sus amenazas son incontables en todas las facetas del juego. Al margen del salto de calidad conseguido con la llegada de San Emeterio, Pedro Martínez atesora bases cerebrales (Vives y el viejo objeto de deseo azulgrana Diot), agradece la eterna juventud de Rafa Martínez, reúne altura y músculo en el puesto de tres (Lucic y Sato), dispone de dos cuatros complementarios (Sikma y Shurna) y ha encontrado un tesoro en Justin Hamilton, un pívot que ya amargó la existencia al Baskonia en la ida y conforma una pareja temible junto a Dubljevic. Hoy, en cambio, puede ser el día en que vea abierta por primera vez una grieta en su poderoso armazón. Las continuas lesiones de Van Rossom, que será operado en breve de su rodilla, han motivado que el Valencia haya renovado hasta el final de la temporada a otro tipo curtido en mil batallas como Stefansson. El islandés integró ayer la expedición taronja tras superar su proceso vírico.
Con un buen colchón respecto al quinto clasificado, el objetivo del Laboral Kutxa no es otro que seguir facturando el mayor número posible de victorias con el fin de garantizar cuanto antes la ventaja de campo en el primer cruce del play off por el título. Dado que parece una misión imposible pelear por el liderato de la fase regular en las jornadas que restan, los alaveses no pierden de vista la segunda posición en manos del irregular Barcelona.