madrid - Si a cualquier aficionado al baloncesto le hubieran pedido antes del encuentro de ayer que apostara por un jugador determinante para el Baskonia en su visita al Palacio de los Deportes, probablemente la gran mayoría habría apostado sin dudarlo por Bourousis. Sin embargo, se habrían equivocado. Porque el poste heleno firmó una de sus comparecencias más grises del curso y salvo su excelente aportación en el rebote apenas pudo contribuir al éxito colectivo. Si a eso se le suma que Velimir Perasovic no podía contar con Shengelia (el cuatro titular) por lesión y que Tillie, su sustituto natural, había vivido unas horas previas intensas por su inminente paternidad, la perspectiva para el juego interior azulgrana se antojaba de lo más desoladora.

Sin embargo, el preparador croata rebuscó en su chistera y fue capaz de encontrar la solución perfecta a toda esa conjunción de problemas en forma de una extraña pareja. La compuesta por Davis Bertans como falso cuatro e Ilimane Diop como principal referencia en la pintura. Contra todo pronóstico, ese dúo por el que prácticamente nadie habría apostado se reveló como más que solvente y fue uno de los pilares sobre los que construyó la escuadra de Zurbano su despegue en el marcador.

Cada uno aportó lo que mejor sabe hacer y la mezcla resultó determinante para poder sobreponerse a unas ausencias que, a priori, se antojaban una clara condena para el bando visitante. El letón demostró que los diez meses de baja que ha tenido que sufrir no han afectado lo más mínimo a su puntería y, tras cerrar el duelo de su regreso -la pasada semana en Barcelona- sin estrenarse en su gran especialidad, ayer descerrajó tres triples marca de la casa a una defensa del Real Madrid que no acertaba a contenerle. Además, probablemente la mejor noticia es que estuvo más de dieciséis minutos en pista y no desentonó en absoluto respecto a sus compañeros.

Ilimane, por su parte, se complementó a la perfección con el báltico pese a haber compartido zona en muy pocas ocasiones y dejó claro que cuando saca a relucir su particular sello defensivo cualquier rival que se acerca a sus inmediaciones sufre de lo lindo. Para la galería dejó tres espectaculares tapones, uno de ellos antológico a su hasta hace poco compañero Nocioni, y una intensidad que permitió al equipo candar su aro y correr hacia el campo contrario para convertir unas cuantas canastas vitales. Gracias a la renta conquistada en ese tramo, el equipo pudo resistir la embestida local en el último cuarto y, después, rematar al Real Madrid.

Pedro Martínez, entrenador del Valencia Basket, aseguró ayer que desde la etapa de Marc Gasol en el Akasvayu Girona no había visto en la ACB un cinco “tan dominador” como Ioannis Bourousis, el pívot del Laboral Kutxa, equipo al que visitan este domingo.