Vitoria - Ioannis Bourosis es un manantial inagotable a la hora de producir bajo los tableros. No se recuerda un impacto tan brutal por parte de otro jugador en la historia reciente del Baskonia, quien ni en sus mejores sueños podía vaticinar, cuando se puso a tiro su fichaje en la recta final del mercado estival, el colosal papel de un pívot ciertamente desequilibrante. El griego, por fortuna sin equipo a finales de septiembre pese a su notable rendimiento en el Europeo con su selección, se vio obligado a bajar su caché y el club vitoriano no dudó en sacrificar al controvertido Anosike para hacerle un hueco. Un cambio en el momento justo que ha colocado al Laboral Kutxa en otra dimensión tanto en la ACB como la Euroliga.

Recién cumplidos los 32 años, el gigante nacido en Karditsa vive una segunda juventud en Vitoria, donde se siente el capo de un equipo que le ha entregado las llaves de la casa para hacer y deshacer a su antojo. La notable temporada baskonista no se entendería bajo ningún concepto sin la silueta imperial de un Bourousis causando estragos entre los rivales. Lo del heleno es un escándalo mayúsculo partido tras partido y la ultradependencia hacia su labor adquiere ya tintes superlativos. En cuanto se volvió humano, sobrevino una pequeña época de vacas flacas con tres derrotas consecutivas. En el Bilbao Arena de Miribilla frente al Bilbao Basket, enfiló el camino hacia el banquillo al ser castigado con su quinta falta y la derrota terminó gestándose en la prórroga sin más recursos que los lanzamientos triples a la desesperada. Si Bourousis tose o coge un constipado, los cimientos del Baskonia se tambalean.

Los contundentes datos que ilustran su influencia en el devenir de la tropa alavesa se agolpan encima de la mesa. Al margen de ser el jugador más valorado en la Euroliga y el segundo en la ACB, únicamente por detrás de Ante Tomic, Bourousis ha firmado dobles figuras en prácticamente la mitad de los 21 partidos oficiales entre los dos frentes competitivos. Y en otros cinco acarició este registro. En definitiva, unos números de otro planeta para un interior que también marca la diferencia por su primorosa visión de juego. No sólo es el que más anota y rebotea, sino también el que maneja los tiempos con maestría y elige el momento preciso para doblar el balón a un compañero cada vez que recibe en el poste bajo.

Un lujo para el Baskonia mientras Perasovic se esmera en cuidarle para que llegue lo más fresco posible a la fase caliente de la temporada. A su edad y con todas las cicatrices en su cuerpo, tampoco conviene quemarle y que precise de una bombona de oxígeno en el Top 16 y los play off por el título de la ACB. Casi nadie teme por su continuidad en Vitoria ahora que se abre una ventana para fichajes en la Euroliga, pero seguro que a muchos clubes inmersos en la pelea por la corona continental su fichaje les vendría de perlas. Huérfano de la feroz competencia que le martirizó durante su segundo año en el Real Madrid y le relegó al anonimato, Bourousis ordena y manda en el Baskonia con una suficiencia que no se había apreciado antes en su carrera.