vitoria - Después de sorprender a propios extraños en el arranque de la temporada con un rendimiento por encima de las expectativas de los más optimistas, el Baskonia se encuentra en estos momentos ante la que puede considerarse la primera prueba del algodón seria para la consistencia del proyecto. La pasada semana se convirtió en la particular maldición de los azulgranas, que encadenaron tres derrotas consecutivas y hoy se enfrentan a la última jornada de la primera fase de la Euroliga con la imperiosa necesidad de redimirse y cerrar definitivamente este capítulo negro de resultados con una victoria.

Porque aunque la situación clasificatoria tanto en Europa como en la ACB dista muchísimo de ser delicada, lo cierto es que un nuevo tropiezo (y otra vez en el Buesa Arena) motivaría que cobraran fuerza de manera peligrosa las sombras que parecían desterradas del entorno baskonista. De esta manera, el triuno sobre el Cedevita se antoja imprescindible para recobrar la calma y volver a transitar por la senda positiva que el equipo ha recorrido hasta el momento.

Además, claro está, de la incidencia que tendrá el resultado de la contienda en la clasificación final. Aunque resulta complicado aventurar qué posición es más favorable para encarar con alguna garantía más el Top 16, a priori parece evidente que siempre es mejor acceder a esta fase como segundo clasificado que en la tercera o cuarta plaza.

No obstante, este último aspecto no está completamente en las manos de los jugadores de Velimir Perasovic. Tras la derrota de la pasada semana en Estambul, el conjunto vitoriano no depende de sí mismo y deberá estar atento también a los resultados de sus más directos competidores para saber si es posible acceder definitivamente al segundo peldaño del grupo.

Para ello, deben producirse dos situaciones simultaneamente. Por un lado, que el Baskonia recupere la eficacia que parece haber extraviado últimamente y se imponga al Cedevita y, por otro, que el Anadolu Efes salga derrotado de su visita al Olympiacos. En principio la ecuación no parece demasiado complicada pero el problema es que existen algunos condicionantes que pueden influir notablemente. El principal es que el cuadro griego ya tiene asegurado el primer puesto del lote y, por lo tanto, no se juega nada en el envite. Si a eso se le añade que varios de sus jugadores más importantes han sufrido o incluso arrastran todavía problemas físicos de difetrente consideración, se antoja difícil pensar en que vayan a emplearse al máximo arriesgando más de la cuenta en un encuentro sin trascendencia para ellos. Claro que la habitual competitividad helena puede jugar en este caso a favor de los intereses vitorianos.

En cualquier caso, el propósito principal del Baskonia debe ser recuperar las buenas sensaciones propias y sumar una victoria que se antoja fundamental para ahuyentar del horizonte cercano las posibles dudas que pudieran aparecer como consecuencia de los malos resultados enlazados. Para ello, el plantel de Velimir Perasovic necesitará cerrar una de las principales vías de agua que le ha condenado en sus últimas comparecencias y que no es otra que la sangría defensiva que ha sufrido. El equipo ha evidenciado una preocupante bajada de rendimiento en este apartado y solo recuperando lo que se había convertido en una de sus mejores señas de identidad tendrá opciones de regresar al camino correcto.

Para tratar de conseguirlo el preparador croata podrá contar con el concurso de todos sus jugadores, puesto que tanto Causeur como Bourousis parecen haber dejado atrás definitivamente sus respectivos problemas físicos. La aportación de ambos al grupo se aventura muy importante para poder imponerse a un Cedevita que ha sido una de las sorpresas del grupo logrando el pasaporte para el Top 16 (al igual que el Baskonia todavía lucha por acceder a esta fase en la mejor posición posible) y que en el encuentro disputado en Zagreb en la primera vuelta ya doblegó a los azulgranas (76-67).