bilbao - No hay motivos todavía para perder la fe en el nuevo proyecto ni venirse abajo tras un esperanzador inicio de temporada que ha superado todas las expectativas posibles. El Baskonia ha certificado con holgura el billete para el Top 16 y conserva una buena posición en la ACB, pero ello no es óbice para mirar hacia otro lado y minimizar las grietas de sus últimos encuentros. Lo peor de las tres derrotas consecutivas es que, al margen del resultado, la plantilla ha perdido las señas de identidad que le hicieron temible y respetada al comienzo de la campaña. En líneas generales, la defensa ha perdido contundencia, predomina el abuso del triple en la ofensiva y tampoco se detecta la solidez de hace unas semanas con dos bases con querencia a hacer la guerra por su cuenta cuando las cosas vienen mal dadas.

Claro que este pequeño bajón coincide con la versión más terrenal de Bourousis, una figura capital del engranaje que obviamente debía dar en algún momento síntomas de flaqueza y no podía mantener el ritmo. El griego, dominante y autoritario durante los dos primeros de competición pese a llegar a Vitoria sobre la bocina, había alcanzado un nivel tan superlativo que la cotización del Laboral Kutxa estaba disparada tanto en la ACB como la Euroliga. Sin embargo, y puede que influenciado por esos inoportunos problemas de espalda desvelados por Perasovic a la conclusión del duelo continental ante el Efes, ha enlazado varias actuaciones humanas en las que no ha podido convertirse en el líder espiritual de un equipo que le necesita como el comer y sufre horrores con su presencia al banquillo.

Perasovic no tiende a simultanear la presencia de sus dos cuatros y sus recambios no están a la altura: Planinic, por ser un poste tosco y excesivamente limitado que está defraudando por completo; Ilimane, por no contar sorprendentemente con la plena confianza del croata pese a su buena hoja de servicios cada vez que ha sido requerido. Al igual que Causeur, un escolta con alma de base cuyo futuro a corto plazo está por definirse, Bourousis es el gran termómetro que va a determinar el techo azulgrana dentro del presente ejercicio. Las gotas de criterio y de sentido común, algo que se acentúa más si cabe cuando Adams y James se pelean contra el mundo, proceden de las manos del francés y del griego, muy apagados ayer en Miribilla. Con una versión algo más sólida de cualquiera de los dos, seguro que al Laboral Kutxa no se le hubiese escurrido de las manos en el Bilbao Arena una victoria con tintes redentores.

Radio Baskonia. El club azulgrana estaría sopesando la posibilidad de impulsar una emisora propia que emitiría en formato digital (vía streaming) a través de un grupo navarro, si bien el proyecto parece haberse estancado en las últimas semanas.

Han tenido que transcurrir diez jornadas ligueras para que el alero magiar inaugure su casillero de triples en la ACB. Hasta ayer, había errado sus trece intentos. El alero baskonista anotó sobre la bocina la canasta que colocó el momentáneo 52-57 en el marcador.