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Un equipo descontrolado. En los dos últimos partidos parece haber perdido algo de fuelle un Baskonia que, cuando se encomienda únicamente a sus dos bases, tiene un grave problema. Se empeñó en jugar con James durante excesivos minutos como ‘dos’ y lo acabó pagando caro un equipo que careció de temple, criterio y dureza defensiva para profanar el Abdi Ipekci.

Estambul - Con dos bases tan peculiares que ponen los pelos de punta al personal, la moneda sale esporádicamente cara pero la mayoría de las veces cruz en las citas de alto voltaje. En la ruleta rusa que entraña fiar la suerte de un partido a la puntería exterior y las alocadas penetraciones de dos timoneles tan imprevisibles, el Baskonia vio cómo se le escurría de las manos una victoria valiosa que le habría permitido certificar la segunda plaza de grupo. Adams y James fueron protagonistas para lo bueno, en primera instancia, y también para lo malo en un aterrador epílogo que deparó la inesperada resurrección de un vulnerable Efes.

Lo fio todo la formación vitoriana al pim pam pum de los dos estadounidenses y los réditos fueron nefastos. Se abandonó en defensa, perdió por completo el rigor y brilló por su ausencia un atisbo de juego colectivo en la versión azulgrana menos altruista de la actual temporada. Tanta locura y desenfreno al frente del timón le jugó, a la postre, una mala pasada al cuadro de Perasovic, incapaz de poner freno desde el banquillo al descontrol y los brotes de individualismo de dos timoneles que se empeñaron en asumir el disfraz de héroes y languidecieron haciendo un flaco favor al engranaje colectivo. Ausente Causeur por lesión y con Bourousis en el banquillo, al parecer por unos problemas de espalda, ningún visitante opuso un mínimo de criterio.

El desenlace resultó fatídico ante un anfitrión turco que, bendecido por Heurtel, resurgió de sus cenizas con un parcial final de 17-3. Del 78-81 que campeaba en el marcador del Abdi Ipekci al 95-84 únicamente hubo margen para asistir al desmoronamiento alavés entre un rosario de triples y desafortunadas acciones individuales protagonizadas por sus cabezas pensantes. Fue un Baskonia poco reconocible al que no sirvió de nada su dominio durante gran parte del encuentro. No fue una velada de cuchillos afilados y abundaron las defensas fraternales en ambos lados, un escenario idílico para que Adams y James se sintieran como pez en el agua. Como si tratase de un partido correspondiente a la Liga de Verano de su país, ambos decidieron sin ningún tapujo hacer la guerra por su cuenta.

Sin embargo, su precipitación y su ansiedad terminaron devorando a un Laboral Kutxa en el que no hubo esta vez rastro de la célebre solidaridad que ha paseado este curso. Una cosa es hacer uso de la dinamita de sus dos extracomunitarios pero otra bien diferente que las restantes piezas del plantel aparezcan completamente difuminadas y sean figuras decorativas. A la chita callando, el Efes se mantuvo en todo momento agazapado y aguardó su momento para saldar un doble objetivo: dar una estocada dolorosa y llevarse incluso el basket average. Como conclusión, los vitorianos ya no dependen de sí mismos para certificar la segunda plaza. Para recuperarla, deberán batir en la última jornada al Cedevita en el Buesa y aguardar el tropiezo de los cerveceros en El Pireo ante el Olympiacos.

Sin presión ni una imperiosa necesidad por sumar la victoria, emergió un auténtico correcalles y un partido de ida y vuelta en el que ambos contendientes vieron el aro con una facilidad pasmosa. Con un quinteto novedoso en el que sorprendió la inclusión de Corbacho y Shengelia, el Baskonia se sintió en su salsa y metió tierra de por medio con un baloncesto alegre y de altísimas revoluciones. La paradoja de una velada celebrada a pecho descubierto es que a los pupilos de Perasovic les tembló en varias fases el pulso desde la personal pero, en cambio, firmaron un prodigioso acierto desde el 6,75. Si los alaveses no llegaron al intermedio con una ventaja más abultada fue por su pésima defensa del bloqueo y continuación de un actor secundario del Efes.

Ante el absentismo labores de las estrellas de Ivkovic, fue Duverioglu el encargado de castigar el desconcierto de Bourousis y firmar ocho puntos de una tacada que prolongaron el fino halo de vida de los turcos. Nada sería igual tras el descanso. Saric despertó del letargo, pero los fogonazos de los bases y la incandescencia de Blazic hicieron viable el sueño de un nuevo éxito en Estambul. No obstante, el objetivo se marchó por el sumidero en tres tenebrosos minutos finales. El segundo puesto se complica, pero todavía resta una última bala para poner un broche de oro a una brillante primera fase.

Despropósito final. El Baskonia dominó con holgura durante varias fases del duelo, pero adoleció de temple y sangre fría en un epílogo donde se desvaneció por completo y asistió a la resurrección de un Efes francamente vulnerable.

Individualismo. Adams y James terminaron haciendo un flaco favor al engranaje colectivo al asumir un protagonismo desmedido y que no venía a cuento. El Baskonia no fue ayer el conjunto altruista y mecanizado de jornadas precedentes.

Revancha francesa. Muchos siguen discutiendo hoy en día a Heurtel en Vitoria, pero el exazulgrana atesora calidad a raudales y es un base con una enorme categoría que impartió una sabia lección en los minutos finales.

Su mejor actuación como azulgrana, aunque en su caso el listón estaba tan bajo que no era difícil mejorar. Recuperó algo del crédito con una buena producción anotadora bajo los aros.