vitoria - Ganar o una derrota por la mínima para conservar el basket average. Esa es la consigna con la que parte el Baskonia esta noche ante el Anadolu Efes en la penúltima jornada de la fase regular de la Euroliga. Sin más alicientes a efectos prácticos que el jugoso botín de intentar mantener a buen recaudo la segunda plaza de grupo, algo para lo que ha luchado de forma denodada en los dos últimos meses, el cuadro vitoriano encara un partido de la máxima dificultad con el fin de asegurar un objetivo menor pero, a la postre, importante para su autoestima.

Mejor acceder al Top 16 con buen pie y vibraciones positivas transmitiendo a la vez una imagen de autoridad a los futuros rivales continentales que exhibir un talante conformista y dejarse llevar en las dos últimas jornadas. Y mucho más tras haber remado lo que no está en los escritos para plantar cara y, en muchos casos, hacer doblar la rodilla a tres de los grandes clásicos del Viejo Continente. Nadie sabe a ciencia cierta a estas alturas la ubicación final que podría deparar un Top 16 más asequible, pero estas cuentas de la lechera no deberían formar parte del decálogo azulgrana si lo que se pretende es seguir reforzándose como colectivo antes del tramo decisivo de la competición.

Seguro que Perasovic no consiente una bajada de tensión y trata de inocular su ambición a un grupo que, además, está obligado a reencontrarse consigo mismo tras la decepcionante tarde vivida a nivel doméstico ante el Iberostar Tenerife. Un traspié que puede ayudar a valorar en su justa medida la impecable trayectoria hasta la fecha pero que también sirve como toque de atención para no caer en la autocomplacencia. El día que mira por encima del hombro a su rival, la camiseta no acaba empapada de sudor y no enciende el horno defensivo, al Laboral Kutxa no le sobra el talento para ganar por pura inercia y sin despeinarse. Es la lección que cabe extraerse del aciago pulso frente a los chicharreros.

Sin causeur, un problema El conjunto vitoriano afronta hoy un desafío apasionante ante un oponente de indudable pedigrí que desea tomarse la revancha tras lo sucedido en la ida en el Buesa Arena. En aquella ocasión, la conmovedora dureza mental y el corazón del Baskonia resultó determinante para reducir en la prórroga a un visitante plagado de grandes individualidades. Eso sí, no se presenta sencilla la empresa de prolongar la gran racha de resultados en el Abdi Ipekçi, donde se ha impuesto en sus últimas cuatro visitas al Efes. Al poderío de los otomanos, encarnado básicamente en la voracidad ofensiva y la visión de juego de su letal pareja exterior Heurtel-Granger, la muñeca del francotirador Diebler y un cuarteto interior que aúna grandes dosis de versatilidad, capacidad atlética y músculo (Saric, Brown, Tyus y Dunston), se suma esta vez la sensible ausencia de Causeur.

Huérfano de su capitán, el Baskonia pierde no tanto una buena colección de puntos como especialmente el criterio y la cordura que aporta el francés cuando Adams y James pierden los papeles. Al menos, Bourousis -el principal generador de juego con que cuenta Perasovic- se reincorporó ayer a la expedición tras resolver un problema de índole personal en su país. El griego mostró su versión más terrenal ante el Tenerife y el equipo lo acusó de lo lindo echándose de menos la aparición de otro jugador que se echara al Laboral Kutxa a sus espaldas.