vitoria - ¿Quién dijo que la primera fase de la Euroliga carecía de interés y no ponía nunca en aprietos a los grandes? Mientras el Baskonia vive una situación de bonanza prácticamente desconocida en los últimos años a falta de tres jornadas para su conclusión y podría certificar incluso esta misma semana la clasificación para el Top 16 de ganar su partido ante el Limoges y perder el Emporio Armani en El Pireo, otros clásicos del Viejo Continente que, al igual que los alaveses, tendrán plaza fija en la nueva liga europea prevista a partir de la próxima temporada se encuentran contra las cuerdas. En una liguilla de diez partidos donde teóricamente existe margen suficiente para enderezar cualquier rumbo maltrecho, varios poderosos continúan tentando demasiado a la suerte y podrían acabar quemándose en la hoguera con todo merecimiento.

La actual edición continental está poniendo de relieve que hasta los conjuntos más opulentos están expuestos a sufrir alguna vez un borrón con aroma a fracaso si no activan todos los recursos de sus plantillas. El Baskonia ya quedó eliminado de la máxima competición por primera y única vez en su historia en la ronda inicial en la temporada 2011-12 y el mismo camino podría ser seguido en las próximas semanas por varios gigantes de la canasta cuyo objetivo mínimo debería ser, como poco, el cruce de cuartos de final.

Al borde del colapso se encuentran, por ejemplo, el Real Madrid en el grupo A, el Armani en el B y el Maccabi en el D. Blancos, lombardos y hebreos necesitan ganar sus tres partidos para superar la primera fase, aunque cabe la opción de que ni siquiera así satisfagan su pretensión si se producen otros resultados. El cuadro de Pablo Laso, vigente campeón que podría estar ya virtualmente eliminado de no haber firmado Jaycee Carroll aquel triple letal ante el Bayern Munich, afrontan esta semana su primer match ball ante el Fenerbahce. Seguro que un viejo zorro como Zeljko Obradovic prepara a conciencia un partido que podría servir para dejar en la cuneta a un rival directo de la pelea por el título.

El Armani revivió la semana pasada ante un Efes al que ha traspasado sus graves problemas, pero su situación sigue siendo límite y necesita el milagro de ganar a domicilio al Olympiacos para agarrarse con fuerza a la Euroliga. Quien más lejano vislumbra en la actualidad el billete para el Top 16 es el Maccabi, quinto de su lote y a dos triunfos del Darussafaka turco. Ni siquiera el aterrizaje de Zan Tabak parece haber obrado un efecto terapeútico para alterar la errática dinámica de uno de los clubes más laureados de Europa.

Sin ser tan angustiosa como la de los tres anteriores, las urgencias también se han apoderado del Anadolu Efes, Panathinaikos y Zalgiris. Los turcos han vuelto a tirar de talonario para conformar un grupo repleto de nombres lustrosos, pero a la hora de la verdad están dándose de bruces una vez más contra el mismo error de siempre: las grandes individualidades nunca hacen un bloque sólido. Por último, tampoco deben dormirse en los laureles ni atenienses ni bálticos, que sienten el aliento en la nuca del Karsiyaka del exbaskonista Colton Iverson.

Mientras todos ellos están asomados al abismo, conviene poner de relieve y valorar en su justa medida la rebelión de varios modestos que han rendido muy por encima de lo esperado. Son los casos, por ejemplo, del Estrella Roja y Estrasburgo en el grupo A, del Baskonia y Cedevita en el B o del Brose Baskets en el D. Tras convertir el Buesa Arena en un fortín inexpugnable, los vitorianos están encaramados a un segundo puesto de grupo que, de hacerse finalmente realidad, tampoco garantizará un camino más asequible en el Top 16. Éste arrancará a finales del año y los aficionados azulgranas, salvo una debacle inesperada, celebrarán con la llegada del 2016 que varios de los grandes transatlánticos desfilarán por el recinto de Zurbano con todas sus estrellas.