85 -78
Espectador de lujo. El croata fue expulsado en el minuto 12 por dos de las cientas de protestas que se ven cada fin de semana en una cancha de la ACB. Con su cabeza pensante en el túnel de vestuarios, el Baskonia cosechó su primer borrón liguero de la temporada. Sin embargo, el conjunto vitoriano salió con la cabeza alta de la pista levantina, donde se sostuvo gracias al talento de sus bases.
Juego poco coral. El Baskonia se ha caracterizado esta temporada por ser un bloque mecanizado y compacto, pero ayer se puso en las solitarias manos de sus bases y acabó pagándolo. James y, sobre todo, Adams martillearon el aro local, pero la solidez colectivo terminó resentiéndose más de la cuenta.
‘Pick and roll’ mortal. El Valencia justificó las razones de su óptimo estado clasificatorio. La conexión entre Vives y Hamilton, indefendible para Bourousis por su velocidad, causó estragos a lo largo de los cuarenta minutos. Los múltiples recursos en manos de Pedro Martínez hacen del taronja un cuadro temible y a tener en cuenta en el presente curso.
Valencia - Algún día tenía que ser. Eso sí, una derrota con la cabeza bien alta que no deja secuelas clasificatorias ni psicológicas. No conviene hacer un drama por un traspié previsible que entraba en los cálculos previos. La escalada de triunfos se vio frenada ayer en una incandescente Fuente de San Luis, feudo de un Valencia indomable al que nadie encuentra un resquicio de debilidad en estos albores de curso. Con su máximo jefe enclaustrado en el túnel de vestuarios desde el minuto 12 por una polémica técnica descalificante, el Baskonia perdió ayer su imbatibilidad liguera. No ayudó nada un arbitraje de lo más hogareño que no midió a los dos contendientes por igual y se quitó de en medio a Perasovic con una facilidad pasmosa, pero a la larga también faltaron argumentos de peso para sorprender al robusto combinado taronja, superior de principio a fin y que mostró un juego más coral que un forastero vitoriano demasiado ultradependiente de Adams y James.
Ambos bases fueron un martillo pilón ante el aro local con un magnífico repertorio ofensivo, pero el juego colectivo azulgrana se vio resentido en una velada donde el Valencia Basket interpretó con éxito una jugada que se repitió hasta la saciedad y resultó indefendible para la pizarra visitante. El bloqueo directo en lo alto de la bombilla se convirtió en una sangría durante los cuarenta minutos. Esa letal conexión entre Vives y Hamilton, una pesadilla que desbordó a Bourousis gracias a su velocidad, obligó a los alaveses a remar contracorriente. Fueron demasiadas canastas fáciles en contra que penalizaron de lo lindo pese al empeño sistemático de Adams por prolongar un fino halo de vida. De la mano del estadounidense, el Laboral Kutxa llegó a ponerse por delante (57-58) y estuvo metido en la pelea hasta el minuto 37. Sin embargo, una canasta de San Emeterio -tan incansable y sobrio como en su longeva etapa en Vitoria- y cinco puntos consecutivos de Hamilton consumaron el primer borrón liguero.
El Baskonia se estaba caracterizando esta temporada por un juego colectivo que carecía de antídotos en sus oponentes. Sin embargo, ayer escogió otro camino al refugiarse en el desbordante talento individual de sus dos bases, cuya inspiración no fue suficiente ante un anfitrión armado hasta los dientes que justificó las razones de su óptimo estado clasificatorio. La extraordinaria precisión de Adams -cuya ausencia en la práctica totalidad del último cuarto no resultó muy entendible- y la electricidad de James mantuvieron vivas las constantes vitales de un equipo que, pese a la derrota, no dejó malas sensaciones. Un pequeño paso atrás dentro de una trayectoria notable.
Apareció en la Fonteta la versión menos coral del Baskonia en la presente temporada. Frente a un rival directo imbatido hasta la fecha, no hubo excesivo rastro del conjunto granítico que ha cimentado su solidez en un conmovedor sacrificio defensivo. El Valencia se mostró superior en un duelo por la cúspide liguera donde el arbitraje dio la nota. En una velada de guante blanco, Perasovic fue enviado a los vestuarios por dos de las cientas protestas que se ven cada fin de semana en una cancha de la ACB. El sibilino criterio arbitral fue aprovechado por los locales para ensanchar su ventaja en el marcador, pero la monstruosa pegada de Adams hizo posible una nueva demostración de fe.
Si llegó el Laboral Kutxa con alguna remota opción de profanar la cancha levantina al descanso fue básicamente gracias a su puntería exterior. El acierto en los triples (8 de 13) enmascaró el desorden y la tibieza atrás. Los múltiples recursos en manos de Pedro Martínez sembraron de minas el camino. Comenzó resquebrajando la moral visitante un San Emeterio sin margen para los sentimentalismos, Stefansson continuó haciendo más grande el boquete con sus penetraciones y Hamilton también se convirtió en un elemento indescifrable gracias a su movilidad. Bourousis, incómodo por defender tan lejos de la canasta, no le vio ni con catalejos. El griego propició el último halo de esperanza (75-73) antes de que el Valencia diera el golpe de gracia. Derrotas así, en cambio, duelen menos y alimentan la ilusión de protagonizar alguna gesta este curso.
Desatado ante el aro rival, se multiplicó para mantener viva la llama de la esperanza con un extraordinario repertorio ofensivo. Estaba ‘on fire’, pero apenas jugó el último cuarto.