VITORIA - Si el Anadolu Efes se ha convertido en uno de los grandes ricos del Viejo Continente se debe, en gran parte, al mecenazgo de Tuncay Ozilhan. El multimillonario magnate turco, un clásico de la lista Forbes cuyo patrimonio está estimado en 1,6 billones de dólares, mueve los hilos dentro del acaudalado rival del Laboral Kutxa de esta noche. Es el patriarca de la antigua cervecera Efes Pilsen, que daba nombre al equipo turco hasta que la ley de publicidad obligó a cambiarlo por Anadolu Efes. Por si no fuera suficiente con lo que ya tenía, su fortuna está subiendo como la espuma en los últimos años desde que ha expandido su negocio hacia Rusia y Ucrania.
El poderoso grupo que controla Ozilhan desde 2007 está formado por un conglomerado de sociedades que le han afianzado como el mayor productor de cerveza del país otomano. Su otro filón es la comercialización por parte de su holding de Coca Cola en Turquía, aunque también posee participaciones en las cadenas de restaurantes de comida rápida de McDonald´s, la marca de coches de la norcoreana KIA y distribuye a la tecnológica Samsung al centro y oeste de Asia. Una parte pequeña de su fortuna -alrededor de 20-25 millones de euros anuales, según algunas estimaciones- es reinvertida en el equipo de baloncesto al que se dedica en cuerpo y alma con escasos réditos.
Ni siquiera los frustrantes resultados cosechados por el Efes en los últimos tiempos han minado su moral y mitigado su afán derrochador. El adversario azulgrana únicamente ha disputado una Final a Cuatro y apenas luces en sus vitrinas la Korac de 1996. También es sorprendente que haya conquistado su última liga turca en 2009, habiendo sido destronado en todo este tiempo no sólo por su enemigo irreconciliable (Fenerbahce), sino también por conjuntos más modestos en cuanto a presupuesto como el Galatasaray, el Karsiyaka o el Besiktas.
De las pocas alegrías que se ha llevado a la boca Ozilhan han sido en este 2015 la Copa turca y la Copa del Presidente, el torneo que abre oficialmente la temporada en el país otomano. Auténticas migajas para un presidente con aires de grandeza que ha decidido subir su apuesta este verano con el aterrizaje de nuevos galácticos como Granger, Brown, Dunston o Tyus.
Las arcas del Buesa Arena se han beneficiado en los últimos tiempos de su dinero gracias a tres traspasos. Stanko Barac y Esteban Batista cambiaron Vitoria por Estambul en el verano de 2011, un camino igualmente seguido por Heurtel a finales del año pasado. En el caso del francés, eso sí, el montante económico de la operación no fue tan suculento como hubiese deseado Querejeta ante su negativa a renovar y el hecho de que únicamente le faltaban seis meses para concluir su contrato cuando fue vendido.