Vitoria - Todos los grandes del Viejo Continente, entre ellos el Baskonia, se pegaban por Darko Planinic a comienzos de esta década. Este corpulento y espigado poste, nacido en Mostar (Bosnia) pero nacionalizado croata, era una de las sensaciones de la Liga Adriática. Se llevó el gato al agua el Maccabi, donde no sólo no triunfó sino que su carrera experimentó un grave retroceso. El Baskonia, que ya no puede acceder a las figuras dominantes del concierto europeo, ha depositado su confianza en él como una inversión de futuro. A sus 24 años, el club entiende que el balcánico posee la juventud suficiente como para revalorizarse y obtener un traspaso suculento en el futuro. El manto protector de un compatriota como Perasovic constituye un buen punto de partida.
Lleva ya varias semanas en Vitoria. ¿Cómo se ha acoplado y cuáles son las sensaciones que le transmite el equipo?
-Me siento genial. Desde que he venido, todos los compañeros están haciendo más fácil el trabajo de la integración y me ayudan en todo lo que pueden. De momento, no hay queja. Hemos jugado varios amistosos y tengo buenas vibraciones, pero es mejor ser cautos.
Nadie sabe a ciencia cierta cuál es el techo del Baskonia en esta temporada. ¿Son ustedes optimistas en el vestuario?
-Creo que todavía es pronto para hablar de objetivos, pero mi primera impresión es muy positiva y creo que hay potencial para conseguir éxitos y estar a la altura en todas las competiciones. El Baskonia tiene una gran tradición en Europa y estoy encantado de ser una pequeña parte de él.
Los últimos años no han resultado demasiado exitosos y hay urgencias tanto en el entorno como en el propio club. ¿Están preparados para soportar esa presión?
-No he estado aquí para hacerme una idea de lo que ha pasado, pero sólo digo que desde fuera todo el mundo respeta a este club y sus logros los conoce todo el mundo. Recuperaremos el carácter famoso si trabajamos bien y entrenamos con la intensidad que lo estamos haciendo hasta ahora. Si seguimos en esta línea, todo irá bien en esta temporada.
Perasovic le conoce a la perfección, y avaló su llegada, aunque ya era un viejo objeto de deseo desde hace tiempo. ¿Son unas condiciones ideales para que triunfe?
-Está claro que su presencia es una ventaja para que me adapte rápido a las exigencias del equipo. Hablamos el mismo idioma, es croata y nos conocemos mutuamente. El sabe cómo soy y viceversa. Estoy encantado de que sea mi entrenador, ya que es uno de los grandes del baloncesto de mi país.
¿Es cierta la fama de sargento de hierro que le precede?
-Sí, ya lo he comprobado (risas). Le gusta entrenar duro como a otros muchos, pero su trabajo es preparar al equipo bien de cara a los retos que vienen por delante.
El juego del Baskonia va a estar tremendamente condicionado por la electricidad de los dos bases. ¿Le han comentado ya cómo se las gastan Adams y James?
-Para mí, es difícil tener una opinión exacta sobre ellos. He percibido que anotan con mucha facilidad y les gusta un ritmo alto de partido. Espero ser capaz de seguirlo, por lo que tendré que estar muy bien físicamente. Quiero ser una ayuda en todos los sentidos. Ojalá me den muchos balones en la zona.
Perasovic comentó en su presentación como técnico que no va a anotar 20 puntos todos los días. ¿Cree que trató de picarle en el orgullo o está en lo cierto?
-Aportaré lo que el entrenador necesite en cada momento. Muchos rebotes, intensidad atrás, bloqueos, salir al contragolpe, puntos de espalda al aro... Me considero un jugador de equipo con capacidad para sumar en muchas facetas. Y eso trataré de hacer. De nada servirá una gran actuación mía si el Baskonia al final pierde.
No ha evolucionado todo lo que se esperaba tras despuntar hace años en las filas del Siroki. ¿Encuentra alguna explicación?
-Hace tres veranos fiché por el Maccabi y no fue una buena temporada para mí. Al técnico que había por entonces (David Blatt) le gustaba un baloncesto americanizado de correr y correr que no se amoldaba demasiado a mis condiciones. Viéndolo ahora, fue el mayor error de mi carrera marcharme tan pronto de mi país. Era mi primera experiencia fuera de los Balcanes y en un lugar enorme. No me sentí cómodo en ningún instante. En las últimas campañas he estado otra vez cerca de mi mejor nivel en el Cibona y el Buducnost. Mi fichaje por el Baskonia es ahora un gran desafío para saber que puedo competir con los mejores en la Euroliga.
Para el que no le conozca todavía, ¿es mejor en ataque o defensa?
-Es complicado responder a esta pregunta y prefiero no hacerlo. Sólo digo que puedo hacer todo lo que el entrenador necesita para ser una ayuda. Voy a dar el cien por cien en cada partido y se irán viendo poco a poco mis cualidades.
El Baskonia siempre se distinguió en sus años más gloriosos por disponer de hombres altos que marcaban la diferencia. ¿Dispuesto a seguir la tradición?
-Ojalá que sea así. Este club se ha convertido en un trampolín para grandes jugadores hacia la NBA. Siempre contó con especialistas determinantes en todas las posiciones, pero sobre todo pívots. Eso sí, quiero hacer mi propia historia en Vitoria evitando las comparaciones.
Mejor prueba de confianza en su calidad y porvenir son los tres años de contrato que le acaban de suscribir, ¿verdad?
-Por supuesto, es algo que agradezco. Espero estar a la altura durante todo este tiempo. Mi idea es triunfar y jugar el máximo tiempo posible en Vitoria. No hay ninguna cláusula de salida hacia la NBA en el contrato.